Entonaron un cántico ronco que tenía la propiedad de conectarloos con el universo. Bailaban mirando la tierra que giraba con ellos a gran velocidad. Hacían sonidos con las palmas de las manos. golpeaban tambores de pieles de animales, eran sonidos subterráneos facilitándoles la danza. Sonaban flautas nostálgicas. El canto y la danza los ponía enajenados. Establecían alianzas con el sol, la luna, el fuego, el agua, el viento y la tierra. Era una danza de colores y de fe. Una identificación con la naturaleza "Booommm, booommm, boommm" entonaban incansables haciendo relación con el todo. "Booommm, booommm, boommm" cantaban y danzaban mientras el sonar de los tambores y la música de las flautas se les metía en los huesos, en la sangre emborrachándolos, hundiéndolos en un trance placentero del que no querían salir.
De pronto Cajamarca, Huenuman, Millaray, Madremonte y Mohán salieron de la maloca llevando cosas para la ceremonia del nevado. "Dejemos que el pueblo siga en su adoración", dijo Mohán mirando el caserío y chupando el tabaco que había encendido otra vez con solo soplarle la punta. atravesaron el patio embarrado por las lluvias, y el bosque donde habían gritos, chirridos y cantos, dejando al pueblo en su rito adorativo. "Está fresco el día" comentó Huenuman para no ir tan callados. Caminaron entre troncos, piedras, charcos, ramas y malezas durante veinte minutos, llegando a una baja montaña de rocas milenarias en las que descansaba el cóndor de los Andes. "Subamos, falta poco para encontrar al cóndor" dijo el joven Cajamarca señalando el pico de la montaña. "Es fácil el camino hasta el nido de mi buitre" dijo la princesa Millaray haciéndose delante del grupo caminando rápida en la cuesta porque quería encontrar a su ave. Con ella había ido a muchas partes de Amerindia. Por ella conocía paises y costumbres y tenía amigos importantes.
De pronto vieron arriba una enorme ave que también los miraba "Gggrrr, gggrrr, gggrrrr" sacudiendo las alas para saludar a su amiga Millaray a la que había visto caminando entre las piedras y las rocas y para saludar a los otros que venían con ella. Se desperezaba del largo sueño tenido atravesando el Anaime con la princesa y el mago Huenuman "ggggrrrr, gggrrrr".
Llegaron a lo alto de las rocas "Hola cóndor", gritó Millaray caminando debajo del ave hasta sus patas a las que se recostó tocándole las plumas bajas. El buitre se estremeció lanzando un grito "Ggggrrrr, gggrrrr". Huenuman sonrió viendo la escena "Cómo se conocen y se quieren" comentó acomodando debajo de su brazo la escultura de un hombre tallada por un artista de la tribu en un helecho y que llevaba para el rito. "Parece increible", comentó Madremonte. "El mundo es maravilloso" respondio Mohán. "Vengan, vengan alistemonos para subir a las costillas del cóndor que ya está listo para el viaje", dijo el jovencito Cajamarca parándose en una alta roca desde la que quería subir a las espaldas del ave.
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