"Como noble cacique Cajamarca? seré yo el cacique de éste pueblo? Vuelve ustéd a irse?. Es mucha responsabilidad. Darme el gobierno, cuando es el momento que ustéd nuevamente lo dirija?". "Así es taita, pero debe entender que encontrar a la niña luz de Sol es lo principal en la vida de Millaray, y no puedo dejarla sola en esa aventura" explicó Cajamarca cogiendo el plato para oler los polvos. "Bueno. Como ustéd es el que manda, yo no hago sino obedecer" replicó Amuillán. "Todo lo que ustéd me diga, estimado cacique, lo obedeceré sin chistar" contestó el taita. "entonces reuniremos a la tribu de aquí a un rato, para contarles lo que hemos decidido" dijo cajamarca poniendo su mano en el hombro de Amuillán. "Como ordene, noble cacique. Saldré y avisaré a la tribu que se reuna porque en media hora ustéd les hablará". "Gracias Amuillán. Que haría yo sin ustéd?. Sería como el sol sin la luna, o sin las estrellas". Entonces salieron de la choza caminando uno al lado del otro por la callecita principal.
Después Cajamarca fue a encontrarse con Millaray que se había puesto muy bonita y que lo esperaba para que le dijera que iba a pasar hoy en el pueblo. Mas allá el taita Amuillán se encaramó en la roca desde donde convocaba al pueblo cada vez que lo necesitaba y enfocando la voz en la corriente del aire, gritó levantando los brazos. "Pueblo Putimae. Gran tribu Putimae, necesitamos que se reunan aquí de una vez, porque el cacique Cajamarca les va a decir algo muy importante". Este llamado lo hizo varias veces golpeando un tambor que les mandaba el mensaje a los que estaban alejados. Entonces la tribu llegó corriendo a oir lo que su cacique les iba a decir. Esperaron veinte minutos escuchando el sonido de algunas flautas y varios cuernos que le ponían un toquecito interesante a los minutos.
Despues de ese tiempo, Cajamarca vino acompañado de Millaray que tenía puestas sus pulseras y su corona de oro y que la ponían mas linda y traviesa. Además el pájaro de mil colores la acompañaba parado en su hombro entonando sonoros cantos.
subieron a la roca donde estaba Amuillán llamando a la gente, y haciendo una señal para que la tribu se callara, Cajamarca se apoyó en su lanza diciendo en alta voz "Tribu Putimae, gracias por venir. Los hemos llamado porque debo decirles algo importante para la buena marcha del pueblo. Como yo tengo que seguir acompañando a Millaray en la búsqueda de la niña Luz de Sol que le dará el diamante del poder y que la convertirá en diosa de los dioses, no podré estar aquí seguidamente. He nombrado por eso a nuestro taita Amuillán como cacique del pueblo mientras dure nuestra ausencia que no se cuanta será.
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