viernes, 2 de septiembre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 27




Ya venía en la mitad de la laguna, entre un silencio que dejaba escuchar el quebrarse del agua debajo de sus pasos. El mientras tanto les sonreía como si nada anormal pasara. Estiraba los brazos saludándolos hasta llegar junto a ellos.
El tunjo dijo de pronto "También nosotros somos poderosos. Para hacer venir un hombre como éste, se necesita de mucho temple, gran conocimiento de las fuerzas del universo y mas vigor". "Es una delicia volver a verlo Tunjo de oro. Hacía mas de setecientos años que no sabía nada de ustéd" le dijo el mago agachándose para verlo bien y para tocarlo "Está muy frio. debería meterse entre las cobijas y dormir un rato" le aconsejó el mago buscando alguna cobija que estuviera por ahí. "Eso haré" y sin siquiera despedirse se metió entre las ruanas porque tenía mucho frio.
El pájaro de mil colores voló varias veces alrededor del mago, que finalmente le dijo "Mágico pájaro Luz de Luna, tienes como ninguno, poder sobre las cosas y sobre los hombres. Me encanta conocerte. Mucho tiempo estuve detrás de ti para que fueras mi mágico y poderoso acompañante, pero aunque caminé por muchas selvas y tierras desconocidas buscándote, no logré encontrarte. En realidad es una dicha conocerte". "Gracias, muchas gracias mago Idacansás" respondió Luz de Luna echando a volar por encima del agua con la que estaba fascinado por su extraño brillo de colores que irisaban poniéndolo excitado y muy acelerado.
"Buen dia jovencitos" dijo el mago mirando ahora si a Millaray y a Cajamarca que tampoco le quitaban la vista. "Buen dia gran mago Idacansás. Es una alegría que haya venido a vernos. Es una dicha conocerlo. La diosa Bachué nos dijo que habláramos con ustéd porque quizás podría decirnos donde queda la montaña brillante que andamos buscando desde hace tiempos y de la que no sabemos nada". El mago se quedó callado mirándolos sorprendido, queriendo adivinar quienes eran aquellos jóvenes que se atrevían a preguntarle eso que ningún otro mortal hacía.
"Para decirles cualquier cosa relacionada con esos secretos, tienen que ser bendecidos por la diosa Chie que en éste momento está esperando sus ofrendas porque sabe que han venido a visitarla y ya los ha visto en la orilla de la laguna. De modo que froten sus cuerpos con oro en polvo después de sumergirse en el agua, y cuando estén brillando con la luz del sol, saltarán a la laguna dejando el oro bailando encima del líquido. Deben ofrecerle también esmeraldas, diamantes y artículos de oro. Tendrán que orarle mucho hasta que escuche sus plegarias. Cuando hagan todo eso, podré entonces hablar con ustedes" dijo Idacansás mirando a Luz de Luna, que no dejaba de volar encima del agua, en un juego interminable y fantástico.

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