miércoles, 7 de abril de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE.(La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)

Se desmontaron de la nube, estirándose, bostezando y caminando para relajarse.
Cayeron en la región de los nevados, en el país de la nieve, envidiado por sus minas de oro, de esmeraldas de diamantes, y porque era el centro de un territorio desde donde se lograba tener poder sobre las cosas.
Como venían mareados, Mohán se sentó en una roca no muy alta parecida a un cañón, mientras Madremonte se acomodó en una piedra plana de color blanco cubierta de escarcha. Se restregaron los ojos, que les ardían por el frío, sonrieron y descansaron mirando el sol amarillo al accidente.
La neblina y el frio los envolvió, cayendo en una ensoñación.
Mohán vió que su amiga estaba sensual.
Miraba el reflejo de la nieve como espejos. De su cuerpo salía un aroma turbador que el mago no resistía. Le vió los ojos brillantes, el cabello suelto semejante a una hoguera. Además la sonrisa provocadora y los labios rojos lo impulsaron a levantarse, cogiéndo a la diosa de los hombros y acercándola, mientras madremonte lo miraba asombrada y ansiosa. Mohán la atrajo, le aspiró el perfume de selva y agua y la besó en el cuello, en los labios, en los ojos, en los hombros, en los senos, en el ombligo, continuando hasta los tobillos. Ya le había destrozado el vestido de hojas de eucalipto que llevaba desde hacía tres meses. La levantó en sus brazos y la recostó contra la roca. La nieve crepitaba partida por los impulsos del mago "Hazme el amor como quieras, Mohán. No pares, no pares por vavor" y se retorcía en gemidos, mientras mohán levantaba su guayuco de cuero de lobo, y le entregaba un volcán hirviente de fuego y lava que la diosa aceptaba agradecida. "El amor en el hielo es incomparable", repetía ella. "Nunca olvidaré el país de la nieve. Este lugar es el mejor"

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