miércoles, 20 de julio de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 13 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)



"No, no. No pueden hacernos esa pregunta y mucho menos podemos responderla" dijo el sacerdote con la cara congestionada y enrojecida como si un horrible secreto le impidiera hablar sobre eso. "Es algo que pocos hombres y algunos dioses escogidos, saben. El mortal que sepa donde está, se arriesgue a ir allá y encuentre a la niña Luz de sol con el diamante del poder, se convertirá en jefe de los dioses con poderes en el cielo y en la tierra. Por eso no nos está permitido revelarlo. cualquier cosa que nos pidan, se la daremos, pero eso no podemos decirlo. Preferimos morir, divinos hijos del Sol, antes que responder esa pregunta".

Entonces dos de esos sacerdotes, avergonzados porque no podían cumplir los deseos de los hijos del sol, y porque pensaron que los dioses los castigarían por eso, se agacharon en un rincón junto a una columna poniendo de punta sus cuchillos en sus pechos, sobre los que se clavaron muriendo prontamente entre estertores y gemidos agonizantes, mientras los otros sacerdotes huían como demonios, poseidos por un pánico increíble, y la muchedumbre se dispersaba enloquecida al darse cuenta de lo que había pasado. Corrían por los caminos y los bosques huyendo entre lamentos y lloros imparables. "Están preguntando donde queda la montaña brillante y eso nadie puede decirlo porque nos llega la muerte" decían los indígenas corriendo espantados entre los árboles, sobre los palos y las piedras de algunos caminos.

Cuando los aborígenes se fueron perdiendo entre las montañas, el gran Goranchacha, el antiguo y verdadero hijo del sol, bajó cerca del cóndor, montado en uno de los rayos de su padre. Cayó en una alta roca en la base de una colina diciendo sin siquiera saludar "Preguntar donde está la montaña brillante es un sacrilegio que puede ser castigado por los dioses. Pero como yo sé, princesa Millaray que el universo la ha escogido para que sea la diosa de los dioses, podré decirle que primero debe visitar los pueblos de Columbus para que los conozca, los ayude en lo que pueda, y los quiera. Finalmente encontrará el camino que la llevará a la montaña brillante. Solo vine a decirle eso, y desearle que tenga mucha fuerza y persistencia en lo que hace".

Entonces el gran Goranchacha sin decir mas, se montó de un salto en otro rayo de sol, yéndose a velocidades incríbles junto a su padre Xué.

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