martes, 13 de septiembre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 31



Como el buitre vio que lo llamaban, invitándolo a que bajara, descendió dando amplias vueltas, hasta caer en una extensión abierta y limpia donde la gente podía verlo largamente y a donde podían ir a visitarlo sin problemas.

el pueblo entero se vino corriendo, rodeándolo apresurados. Querían tocarlo y llevársele aunque fuera una hebra de sus plumas porque creían que era un pájaro de las estrellas "Nuestro dios Are ha enviado a éste pájaro para que nos cuide y nos proteja de ahora en adelante" decían empujándose para estar cerca de el. Los viejos de la comunidad y los guerreros sobresalientes que eran los jefes de las tribus, apartaban a la gente para acercarse al pájaro. Difícilmente les abrían espacio, porque los Muzos no tenían leyes que los obligara a respetar a sus guias. Además carecían de directrices que los guiara en sus comportamientos.

Cuando todos estuvieron alrededor del cóndor, Millaray y Cajamarca se pararon en el espinazo del ave, sorprendiendo a toda aquella gente que cayó de rodillas venerando la aparición de los jóvenes. "Son los hijos de nuestro dios Are los que han venido a visitarnos y a ayudarnos. Por eso tenemos que adorarlos". Y como los jovencitos comprendieron la actitud del pueblo, se quedaron en las espaldas del cóndor hasta que la gente empezó a decirles "Bajen, bajen adorados hijos de Are. Queremos verlos de cerca, queremos oirlos y tocarlos" y como el único que entendía el dialecto de aquellas gentes era el cóndor, les dijo a Cajamarca y a Millaray "El pueblo quiere que ustedes bajen de mis espaldas porque desean verlos de cerca, oirlos y tocarlos. Piensan que ustedes son hijos del dios Are, que los creó a ellos también".

entonces Cajamarca y Millaray se descolgaron por el ala cayendo al suelo, donde los viejos se les acercaron arrodillándose, pidiéndoles perdón y protección para sus vidas "Venerados hijos de Are, gracias por venir a nuestro pueblo. Sabemos que han llegado de las estrellas para darnos protección y para cuidarnos de nuestros enemigos.

"Queremos hablar con el joven Zarva" dijo Millaray dirigiéndose a uno de los viejos. "El joven Zarva . . .Es que ustedes no conocen su historia?" respondió el viejo jefe suspirando por un mal recuerdo "No saben que para hablar con el, tienen que navegar en su sangre?. Desconocen que primero tienen que invocar a Are, nuestro dios creador, y creador de éste territorio para que les de permiso de estar en éstos lugares? Si quieren les ayudaremos a invocarlo para que no se demore en aparecer" aseguró el jefe, esperando ansioso la respuesta.

Millaray que se sentía mirada por aquella gente queriendo oirle la voz y verle los gestos, dijo "Entonces invoquemos al dios are para que nos de permiso de estar aquí y para que nos diga donde encontraremos al joven Zarva"

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