jueves, 1 de julio de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 55 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


"Yo estoy en este elefante" gritó Calarcá levantando los brazos "Hola gran guerrero gracias por estar ahí. Venga inmediatamente". "Yo también estoy aquí" gritó Ibagué ladeándose detrás de su amiga Yexalen encima de otro elefante. "Muy bien, los necesito acá" repitió la criatura respirando duro. "Deben castigar a quemuenchatocha, lo pondrán en el nevado donde vivirá como un vagabundo del hielo por tres años hasta que purgue su pena y le pida perdón a la montaña. Aunque quiera fugarse no podrá porque una barrera invisible le impedirá pasar". "Braaavooo, braaavoooo, braaavooo" gritaron centenares de indios que recuperados saltaban acercándose al gigante forcejeando entre la multitud "Que reciba el castigo, que reciba el castigo" decían entre silbidos y potentes gritos. "Vengan Ibagué y Calarcá, aprésenlo que dentro de poco iremos a la superficie del hielo para dejarlo ahí. Tres años debe estar en el hielo pagando el castigo", repitió el gigante dejando caer a Quemuenchatocha en el suelo donde le crujieron los huesos. Decenas de indios lo cogieron mientras Calarcá e Ibagué lo agarraban de los brazos amarrándoselos a la espalda dejándolo inmóvil.
El cacique Quemuenchatocha se debatía retorciéndose y maldiciendo "Malditos pagarán caro lo que hacen con el gran jefe Quemuenchatocha. Les juro que sus riquezas serán mias. Suéltenme malditos que debo ir a mi país. Me están esperando y cuando vean que no llego me buscarán y acabarán con ustedes. Lo pagarán caro".
Miles de indígenas y mulas viendo la entrada de la caverna abierta se lanzaron afuera como uno solo en medio de apretujones, gritos, chiflidos, berridos, ansiosos de ver el nevado, de gozar la noche, las estrellas y la luna. "Yo quiero respirar el aire de la noche" decía uno. "Que fue lo que nos pasó?" preguntaba otro. "Tengo sueño, quiero dormir otra vez". "Siento como si mis piernas y mis brazos fueran de oro". "Estoy seguro que mis ojos son diamantes". "Una rara magia ha pasado". "Me parece haber sido una estatua" . . .Esos eran los comentarios del pueblo. Estaban felices siendo amigos del día, de la tierra, de los bosques, de los pájaros y el sol. Tenían ganas de volver a sus pueblos. Sentían salir de una larga muerte.
Se buscaban llamándose a grandes voces. "Hola mujer donde está". "No encuentro a mis hijos". "Mi abuelo y mis tios están perdidos" "Esto es el fin del mundo". "Yalcooneees, Yalcoooneees vengan aquí". "Sutagaaaoooss, Sutagaaaoooss". "Aquí estoy brunilda, espere que no puedo pasar". "Las mulas se están volando". "Que le pasó al nevado?, veo que no es el mismo". "Se me va a perder el oro". "Mis hijos donde están?". "Tengo hambre. Quiero mis piedras preciosas"
Que griterío, que movilización la de aquel pueblo. Corrían extraviados en el hielo tiritando y gritando "Vengan, vengan". "donde está la chicha? quiero calentarme". Iban con los ojos muy abiertos, la respiración agitada, la saliva espesa buscando a sus mujeres, a sus hijos, su oro bajo la nieve persistente y entre el intenso frío metiéndoseles en la sangre "Bbbbrrrr, bbbrrrr" hasta que algunos líderes le pusieron orden a ese caos humano.

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