jueves, 12 de agosto de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 76 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


En medio de la danza, la algarabía y la furia asomaron Cajamarca e Ibagué en medio de la calle humana que se desbarataba a su paso "Pronto serán nuestras" dijo Cajamarca respirando forzado. Pararon al borde del agua mirando al fondo queriendo encontrarlas.
Se quitaron los guayucos. Quedaron desnudos y musculosos frente a miles de gentes alborozadas que no paraban de gritar y de reir señalando y haciendo gestos mientras las treinta adolescentes los rodeaban bailando y entonando canciones. "Están bien armados" dijo una muchacha de doce años sobándose el bajo vientre "Mi marido es mejor" contestó otra sin quitarle los ojos a Cajamarca. "Uy el nuevo cacique tiene mucho para dar" comentó una cincuentona a otra que se lamía los labios entrecerrando los ojos y apretujándose en la multitud para apreciarlos bien.
Los caciques miraron la laguna lejos. Vieron a sus amigas flotar, hundirse y reir con sus cuerpos ondulantes haciendo espuma "Allá están, ya son nuestras" dijo Ibagué mirando a su yerno Cajamarca brillantes los ojos. Se sumergieron ariscos y frenéticos en el agua tan fría. Nadaron tras ellas en la competencia mas brava de sus vidas mientras las jóvenes braceaban huyendo entre risas y gritos dichosos "Alcáncenos si pueden. Pruébenos que tan guapos son" gritaba Millaray levantándose semejante a un pez volador. Yexalen iba y volvía caprichosa, soberbia en un juego cómplice con el agua, con el aire. Ese juego fue largo y excitante. "No nos afanemos. Dejemos que se cansen y llegamos" le dijo Ibagué a Cajamarca guiñándole un ojo. "Aparentemos que no podemos alcanzarlas. Nadarán y se cansarán, ahí llegamos".
Las travesuras se ampliaron una hora hasta que Millaray y Yexalen se acercaron a la orilla. entonces ellos aprovecharon y llegando las atraparon entre risas, asfixias y luchas "Por fin eres mia". "Ya te tengo". "Huye, huye a ver si eres capáz". "Tu cuerpo es como las manzanas y las peras de dulce sabor". "Ven, ven por favor diosa de las aguas". "Eres semejante al viento. Vuelas, corres y te metes por donde quieres. Ooooohhh siento morirme de dicha". No las dejaban hablar. Parecían leones y pumas en celo. Se hundieron líquido adentro donde las tomaron queriéndolas potentes, ardorosos mientras las fogatas elevaban las llamas cambiando de colores.
Las treinta jovencitas corrían por la orilla bailando y levantando las antorchas, entonando canciones al ritmo de las flautas y los tambores. Los juegos del sexo fueron interminables. El pueblo observaba gozoso "Gracias Ibagué por hacerme felíz" decía Yexalen entre gemidos "Te he deseado. No pararé de quererte". Ibagué ondulaba el cuerpo al ritmo oscilante de ella. Semejaban dioses voluptuosos. "No pares, por favor no pares" decía en cortos gritos Millaray flotando a la deriva.

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