"No pares, por favor no pares" decía en cortos gritos Millaray flotando a la deriva. "Lo mejor que hice fue entregarle las tierras y el pueblo a tu padre para tenerte" decía Cajamarca hundiéndose en el cuerpo de ella. Las tribus gritaban y enmudecían mirando las escenas. Eso duró mas de una hora hasta que salieron del agua cogidos de las manos. Los brujos se les acercaron "Serán poderosos. Serán dueños de lo que quieran" decían y cogiendo el bulto de oro lo acercaron a las fogatas para que se calentara y se frotaran el cuerpo. Temblando, Cajamarca friccionó el cuerpo de Millaray con puñadas de oro en polvo. Las niñas bailaban a su contorno entre cantos y susurros. "Este oro te convierte en diosa de las riquezas" decía el joven untando los cabellos, las espaldas, los senos, las piernas de su amiga mientras ella también cogía manotadas de oro frotando el cuerpo de el. "Gracias por ser mi marido". La candela bramaba con sonido bajo. "Yexalen, Yexalen ahora eres mi mujer. Este oro te hace dueña de cuanto quieras". También le frotaba las piernas, la cara, la espalda cubriéndola con el oro reluciente bajo el sol. "Gracias Ibagué, gracias sol, gracias luna, por convertirme en reina de éstas regiones y por darme un hombre fuerte, capáz de dirigir un pueblo" decía Yexalen refregando el cuerpo de su marido.
Muchas canciones cantaron las niñas jugando con las antorchas rodeando las fogatas, corriendo por las orillas. Cuando ya los cuatro estuvieron embadurnados, los brujos cubrieron la tierra hasta la laguna haciendo un camino de oro por donde andaron las parejas que otra vez se lanzaron al agua.
Se hundieron al fondo haciendo alianzas con el agua hasta que mas allá el pueblo vió deslizarse una canoa en la que viajaba un hombre. Era Mohán llevando las cuatro ollas con piedras preciosas. Remaba tranquilo y fuerte. El viento le alborotaba el pelo y elevaba el humo del tabaco que llevaba en la boca. En siete minutos estuvo al lado de las parejas "Hola Mohán haga lo que tiene que hacer porque está haciendo mucho frío" le dijo Millaray nadando hasta la canoa y agarrándose del borde. Entonces Mohán dijo "Como ordene princesa" cogió una olla de la que sacó diamantes, esmeraldas, rubíes . . . dejándolas caer desde la cabeza de la joven hasta el fondo de la laguna "Estás siendo bendecida por lo mas rico de la tierra. Te conviertes en señora de las riquezas". Millaray se estremecía al contacto con las piedras. Al terminar siguieron Yexalen, Cajamarca e Ibagué dejando en el fondo del agua las piedras que quedarían por siempre allí. Una alianza con el todo.
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