"No es mas?" preguntó Millaray tranquilizada. "No es mas. Es una noche de alegría, de encanto y de conocimiento" le aseguró Mohán.
Cajamarca tenía los ojos muy abiertos, viendo como de los árboles bajaban esas criaturas deslizándose en el aire y cayendo leves al suelo donde caminaban tranquilas observando todo despreocupadamente.
De pronto Millaray miró la casa de un árbol que alumbraba con colores violeta y carmesí y gritó como quizás nunca había gritado en su vida "Bachué, diosa Bachué. Yo soy Millaray, no se acuerda de mi?" y corrió a encontrarse con ella que también se afanó al verla. Ese grito había traspasado el espacio poniendo a todos alerta, de modo que la diosa Bachué sonrió desde la casa de su árbol, bajando semejante a una mota de algodón. Cuando estuvo en tierra, corrió a encontrarse con su amiga Millaray a la que había conocido en el imperio de los Chibchas cuando le mostró el cóndor de los Andes en uno de los últimos viajes que había hecho a ese imperio. De el había oido hablar increíbles historias a los Muiscas viajeros que lo habían visto en el país de la nieve, cerca a los nevados. También la vió tiempo despues en el nevado del ruiz junto a su padre Ibagué y entre el pueblo de los Panches que le admiraron su belleza dándole regalos de oro y diamantes.
Se encontraron poniéndose felices. No dejaban de admirarse. Las dos estaban muy lindas.
Millaray tenía un guayuco de puma, el pelo muy negro y largo, corona de oro con tres esmeraldas, aretes, collares, pulseras, tobilleras todo de oro con piedras preciosas ioncrustadas y también tenía su cara y su cuerpo pintado bellamente. Llevaba el cetro del poder que la distinguia como esposa del joven cacique Cajamarca. La diosa Baché, misteriosamente despedía luz de su cuerpo, iluminando el ambiente. Tenía un vestido blanco de perlas y esmeraldas diminutas que brillaban con su luz. Llevaba una corona de oro y el cetro del poder que el imperio de los chibchas le había regalado cuando comprendieron que era su diosa. "Desde hacía meses tenía ganas de verte porque sé que andas buscando a Luz de Sol. Es una aventura a la que nadie se ha arriesgado porque es una lucha con lo imposible, pero................vale la pena".
En los alrededores, los visitantes se saludaban abrazándose y riendo mucho.
Todos estaban bellos. Lucían raros vestidos además de muchas joyas-.
Un grupo se unía a otro y a otro, hasta que finalmente todo fue uno, saludándose y preguntándose cosas.
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