jueves, 13 de mayo de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 26 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Quemuenchatocha, el Zaque o rey de Hunsa, había subido al trono siendo muy joven. Era otro visitante invitado por la diosa Tulima y por el gran gigante, el señor del poder y de la fuerza. "Tengo que conocer a los Pijaos y darme cuenta de sus riquezas y de sus mujeres", pensaba mientras montaba en su elefante blanco.
había pasado castigando, torturando y ahorcándo a sus súbditos por las cosas mas simples y porque no le llevaban el oro ni las piedras preciosas exigidas como contribución a la corona. coleccionaba las niñas y mujeres mas bellas de sus tribus que le eran obedientes a causa del temor y de su autoridad. "Todas son mias", repetía continuamente. las convertía en sus amantes queriéndolas por las mañanas, por las noches a la luz de las antorchas, entre los ríos, en medio de la maleza, en los cerros y hasta en las ramas mas altas de los árboles. Recolectaba oro y piedras preciosas en muzo, Somondoco y en Coscuéz. mas tarde quiso invadir los territorios del zipa Nemequene del que era adversario, para robarle las minas de esmeraldas de Chivor y Gachalá. "Todas esas esmeraldas deben ser mias", le repetía a sus amantes en sus brazos, embrujándolas con su fuerza y su poder.
Era de gran corpulencia y de aspecto feo y desagradable, tenía la cara ancha y la naríz enorme y torcida. Astuto y sagaz, se hacía respetar de sus súbditos fuese como fuese. Era precipitado e inexorable en los castigos. Ahorcaba por desobediencia y por infracciones leves. "De mi nadie se burla". repetía caminando entre la gente que temía mirarlo, si lo hacían eran torturados y ahorcados.
cuando los hombres de piel blanca y ojos claros llegaron a sus dominios, encontraron un cerro lleno de gruesos palos enterrados por la punta, con esqueletos chibchas colgados en lo alto. Habían sido ajusticiados por Quemuenchatocha por alguna falta o desobediencia. Ese cerro fue llamado "El cerro de la Horca". Cuando los hijos del sol y de la luna le exigieron que les entregara sus riquezas, se resistió. Huyó con sus mujeres y mas riquezas a un lugar desconocido donde finalmente fue encontrado y traspasado su cuello con una lanza. sin embargo su fantasma rondaba por el pueblo. Posiblemente cuidaba los tesoros.
su elefante se acomodó igual que los otros. Quemuenchatocha no saludó a nadie porque era engreido, petulante y subido de tono. Había querido conocer a los Pijaos, dueños de extraordinarias riquezas y porque sabía que dentro del nevado del Tolima habían guardado tesoros imposibles de calcular. Sabía que esos tesoros eran custodiados por el señor de la fuerza y del poder del que quería hacerse amigo así fuera con trampas y engaños. "Lo ahorcaré si es necesario para llevarme las riquezas de aquí", pensaba siniestro, mirando a los Pijaos con ojos torvos. "A ese gigante lo haré papilla y me lo comeré enterito sin que se de cuenta, después lo robaré y si es necesario me llevaré éste nevado para mi tierra. Así todo será mio", volvía a pensar hurgándose las narices y escupiendo gargajos oscuros atravesados en su garganta.

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