lunes, 10 de mayo de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 25 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Nemequene había reinado largo tiempo sobre los Muiscas y había creado un código de leyes y de ética que la mayoría de tribus chibchas cumplian sobre todas las cosas. Por eso era que mas se le recordaba, por ser un lider de mentalidad amplia y clara que quería lo mejor para su pueblo.
También venía en un elefante blanco que movía las orejas intensamente a causa del griterío Pijao. Se acomodó al lado de Bochica al que saludó reverente, "Dios Bochica, le doy gracias al sol, a la luna y a la tierra por volverlo a ver, lo mismo que a ustéd diosa Bachué que tampoco veía desde hacía tanto tiempo". Estaba vestido con una túnica real de colores intensos y en la cabeza llevaba una corona de oro con dos esmeraldas. Tenía la cara adornada con rayas de colores artísticamente dibujadas, y en la mano sostenía un largo cetro de oro, símbolo de su autoridad en el pueblo Muisca.
Atrás del Zipa Nemequene, venía Tisquesusa. Era el Usaque o gran señor del rey Nemequene. Era también el general de los ejércitos Muiscas. Había ampliado sus territorios con estrategias guerreras complicadas y con mas de cuarenta y cinco mil hombres que los pueblos enemigos le envidiaban por sus pertrechos y por su disciplina. Se volvió famoso por su inteligencia militar y por su seguridad personal.
Llegó también en un elefante blanco, despacioso. Venía vestido de guerrero con un guayuco de piel de caballo que le llegaba a las rodillas y con una especie de chaleco también de cuero de caballo. Llevaba su arco y su carcaj lleno de flechas envenenadas. En la mano izquierda sostenía una lanza de oro que levantaba saludando a los pijaos. Ellos en un griterío festivo le devolvían el saludo.
llegó al mismo sitio donde se habían hecho los anteriores visitantes. Los saludó: "Me siento contento de estar junto a ustéd, diosa Bachué, de ustéd, dios Bochica y de ustéd mi gran señor Nemequene. Además me siento honrado por la invitación de la diosa Tulima y por el señor del poder y de la fuerza para conocer a los Pijaos, respetados por su valor y su coraje". Los visitantes le contestaron inclinando sus cabezas mientras Tisquesusa se acomodaba junto al rey Nemequene que en éste momento se aseguraba la corona.

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