jueves, 15 de julio de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 64 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


"Cóndor de los Andes, Cóndor de los Andes" gritó Millaray haciendo eco en la montaña. "Cóndor de los Andes vengaaa, vengaaa yaa" volvió a gritar. Del norte vino un enorme pájaro dejándose descolgar y cayendo al lado de la joven. "Ggggrrr, gggrrr" gritó cerca a Millaray.
La diosa Tulima levantó la voz "Yo también me despido. Voy a entrar a la caverna porque está haciendo mucho frio. Cuando quieran volver no hagan sino llamarme que pronto apareceré". Se acercó a la diosa Inhimpitu cogiéndola de un brazo "Gracias diosa por haber venido, me sentí orgullosa de su visita, ahora me toca ir a su reino". "Si diosa Tulima, la esperaré. Yo también me sentí felíz. Gracias por haberme invitado a éste lugar tan fascinante. Llevaré en mi memoria el brillo de ésta montaña y sus secretos". "Gracias Inhimpitu" contestó Tulima dándole un beso en la mejilla. Se separó acercándose a Millaray "Princesa sé que te espera un gran futuro. Viajarás por Amerindia buscando a la niña Luz de sol, hija de la diosa Inhimpitu y que hace tiempos se perdió en el bosque. Cuando la encuentres serás diosa de los dioses. Deseo que te vaya bien y si un día me necesitas no hagas sino llamarme que iré a auxiliarte. Mira, el cóndor te espera".
Se acercó al cacique Cajamarca y cogiéndolo de las manos le dijo: "Tu serás el compañero de Millaray en el viaje que pronto empezarán. Cuídala mucho" y sin decir mas caminó hasta el portón de la caverna. Dio la vuelta mirando a sus amigos. Entró y el portón se cerró entre ruidos insoportables.
Millaray estaba pensativa por las palabras de Tulima. Los ojos se le pusieron lejanos. Inhimpitu la vió: "Debes estar felíz porque te converirás en guerrera y en diosa de los dioses. Así está escrito" le dijo Inhimpitu acariciándole la cara y el cabello.
El cóndor agitó las alas gritando "Gggrrr, gggrrr, gggrrr" llamando la atención "Es hora de viajar a Cajamarca princesa" dijo. Descolgó el ala al hielo y entendiendo los viajeros que debían subirse a su espinazo, recogieron los regalos. Se agarraron de las plumas dejándose alzar a las costillas.
El único que quedaría en el nevado sería el cacique Quemuenchatocha. Tres años viviría como un fantasma pidiéndole perdon a la montaña hasta pagar su falta.
El cóndor penetró su vista entre las nubes, quería descubrir tormentas o veranos. Se impulsó desde la roca batiendo las alas dejándose hundir en el espacio gris de la noche cercana. Su vuelo era frenético. "Cuanto nos demoraremos en llegar a Cajamarca, cóndor?" le preguntó Millaray ahuecándose entre las plumas. "Por ahi hora y media, usted sabe princesa". "Ah si qué pena cóndor, no sé por qué le hice esa pregunta". "No es nada". "Que bueno volar así" gritaba Inhimpitu mirando el paisaje dormido en las sombras. "Cuando quiera volar me dice". "Gracias. Sé que volaremos mucho las dos, así está escrito". Millaray recordó las leyendas de los brujos, los chamanes y los magos que hablaban de una princesa y su cóndor.

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