miércoles, 14 de julio de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 63 (la desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)







Viendo Calarcá que todo había terminado, caminó a un lado de la caverna donde había dejado a Diumba, su caballo y montándose de un salto animó al equino que resopló corriendo hasta el grupo. "Yo también tengo que irme. Debo recorrer los pueblos para cuidarlos de las agresiones enemigas" y sin bajarse del caballo que pateaba el hielo, dijo "Adioooss" echando a correr frenético pasando al lado de los Panches a los que dijo en largo grito "Adiiooos amigos adiiioooss" levantando la mano en la que llevaba su lanza recuperada antes de la conjuración a Quemuenchatocha.
Siguió en su enorme carrera que lo llevaría a los poblados. Lo recibirían como al mas bravo capitán de ejércitos. Visitaría a sus mujeres "Tengo que estar con una de mis mujeres, lo necesito" y a los hijos dejados en los caseríos y que de vez en cuando lo preguntaban.
Calarcá se perdió a lo lejos entre la neblina y el hielo.
El señor de la fuerza y del poder que miraba todo en silencio dijo "Adios amigos" estirando el moco y moviendo su cola de caballo. Dió un grito asustando a los que quedaban, separándose veinte metros. Allá respiró hondo, cerró los ojos, estremeció el cuerpo y desapareció en el aire igual que una llama que se apaga. El grupo quedó perplejo. Sabían que su amigo era capáz de cualquier cosa por increible que fuera.
Entonces Ibagué lanzó un enorme grito encima de la montaña haciendo bocina con las manos: "Vamoooosss Pancheeeesss. Caminemos a las tierras de mi yerno Cajamarcaaaaa". La tribu se acercó corriendo y gritando "Eeeppaaaaaa, eeeppaaaa" "Yyuujjuuuiii, yuujuuuiiii", el indio le entregó el caballo y el cacique se montó de un salto ayudando a su amiga Yexalen a subir al anca. Había estado muy callada "Ven súbete que nos vamos". "Bueno espera me acomodo" contestó ella agarrándose de Ibagué y cuadrándose encima del tapete de lana de ovejo que cubría al caballo y que le amortiguaba los golpes de la carrera. "Como ustedes se van en el cóndor, nosotros nos anticiparémos en la caminata" decía Ibagué a la diosa Inhimpitu, a Millaray y a Cajamarca que lo miraban en los preparativos. "Las mulas y los caminos nos quitarán tiempo pero nos encontraremos en el caserío". "Si padre. Yo también llamaré al cóndor para irnos".
Entonces Ibagué animó a Cuminao haciéndolo trotar para que la sangre se le calentara y los músculos se le fortalecieran. Yexalen en el anca estaba hermosa, pensaba que pronto estaría en las tierras de Cajamarca. "Hasta luego Millaray, hasta luego diosa Tulima y diosa Inhimpitu, hasta luego cacique. Pronto nos veremos, que les vaya bien en el vuelo" decía en alta voz Yexalen. "Hasta luego a todos" dijo Ibagué pasando entre los Panches para ponerse al frente. Ya se estaban movilizando buscando los caminos.

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