martes, 13 de julio de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 62 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


La gente restante quedó fascinada y muda.
Entonces Mohán y Madremonte se miraron porque habían decidido irse. Caminarían hasta los bosques y los abismos donde vivían y donde podían encontrarlos invocándolos.
Se acercaron a los amigos abrazándolos y besándolos. Madremonte mas bella desde que las nubes bajaron a envolverla, dijo al mago Huenuman y a los otros: "Mohán y yo regresaremos a los bosques, a las lagunas, a los rios. Ya es justo volver. Cuando nos necesiten no hagan sino llamarnos, rápido estaremos a su lado. Seguro muchos pueblos nos han echado de menos lo mismo que los animales y los genios de la tierra. Por eso regresaremos" decía Madremonte abrazándolos seguida de Mohan que chupaba su tabaco, así se le calentaba la sangre en medio de aquellas neblinas tan frias. "Adios Madremonte, adios Mohán, muchas gracias por su compañía y por lo que han hecho ayudando a las tribus" decían. "Que las fuerzas del universo los acompañen. Si no hubiera sido por ustedes no habríamos vuelto nuestra gente a la vida" les decía Huenuman extendiendo los brazos mientras la pareja caminaba levantando las manos y volteando a mirar. Subieron ágil a lo alto del cerro donde agitaron los brazos descolgándose al otro lado.
Huenuman el gran mago dijo: "Finalmente lo logramos. Nuestro pueblo se ha salvado. La vida sigue y yo también me voy" dijo arreglándose las dos ruanas. Abrazó a todos con fuerza "Hasta luego, hasta luego buenos amigos". Caminó hasta la fogata del hielo que ardía chirreante y metiéndose ahí de un salto se agachó para que la candela lo cubriera. Inexplicablemente desapareció en el fuego que se apagó al instante.
De pronto se escuchó un griterío impresionante. Largos silbidos salían del bosque. Era la tribu Panche llamando a su cacique Ibagué. Sentían su demora y querían irse a conseguir tierras para vivir sin problemas. Desde hacía rato se habían ido a buscar frutas y a cazar animales.
Subieron en una carrera acelerada y bulliciosa "Eeeeiiiijaaaa, eeeiiijjaaaa, eeeiiijjaaa" hasta ver el grupo. Traian al caballo Cuminao del cacique Ibagué para que lo montara y bajara con ellos a tierras tibias. "Aquí está haciendo mucho frio, vámonos cacique Ibagué ya es tiempo" le dirían.
También venían decenas de mulas cargadas con bultos de baratijas y tesoros. Estaban inquietas. Se quedaron a sesenta metros esperando las órdenes del cacique.

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