jueves, 2 de septiembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 86 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Entraron al rancho. "Si quieren descansen en las hamacas mientras cocinamos los pescados" sugirió la india mayor. "Yo voy a descansar" dijo Millaray metiéndose en una hamaca. Cajamarca hizo lo mismo.
El humo del fogón se elevó metiéndose en las grietas, en los rincones, saliendo al aire limpio donde se perdía.
Después de una hora de sueño sin ruidos despertaron bostezando. "Vamos a servirles" dijo la indígena joven. "Tengo ganas de comer" respondió Millaray bajandose de la hamaca, arreglándose el pelo y sentándose en un tronco en un rincón. Inhimpitu y Cajamarca se acomodaron en una banca lunanca. Las mujeres sirv ieron en platos de barro que tribus de La Chamba les traían a cambio de sal. "Este pescado me hace acordar de la sirena Vallenata que nos encontramos en el rio" dijo Cajamarca pensando en la joven hundida en el agua. "Hay que tener cuidado con las sirenas. Cuando pueden se llevan a los hombres al fondo del rio para vivir con ellos". "Verdad? Pero es linda la que nos encontramos". "Linda y traviesa. Carga una pena y llora siempre". "De eso nos dimos cuenta, le vimos las lágrimas" dijo Millaray mordiendo un pedazo de yuca. "Le desobedeció a su madre bañándose un jueves santo y por eso se transformó en mitad pez y mitad mujer" explicó Inhimpitu. "Hay que evitarla" dijo la aborigen mayor.
Esa tarde no fueron a ninguna parte. Se quedaron en el rancho arreglando matas y hablando cosas. Pronto oscureció entre el canto de los pájaros y el sonido de las chicharras. Mas allá se escuchaba el rio corriendo entre las piedras.
Al otro dia se irían a buscar el pájaro de mil colores que millaray llevaría al país de la nieve en la búsqueda de Luz de Sol, hija de la diosa Inhimpitu. Según las leyendas Millaray debía encontrarla para que le diera el diamante del poder. Así sería diosa de los dioses.
Por eso aquella noche no durmió bien. El pensamiento de las aventuras que pasaría para encontrar a Luz de Sol le quitaba la calma.

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