martes, 7 de septiembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 88 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Rápidamente se metieron en el bosque. "El nido de ese pájaro está en la mitad de éste bosque en una alta palmera. No demoraremos mucho en llegar" dijo Inhimpitu cogiéndose de la mano de Cajamarca para que la ayudara a saltar un charco. El sol se metía entre las hojas. Gritaban los micos saltando entre las ramas. Silbaban las serpientes parándose en sus colas para luego irse lisas entre las piedras y los troncos. Miles de pájaros cantaban huyendo y regresando.
Millaray tenía la cara colorada y felíz lo mismo que Inhimpitu. Cajamarca saltaba, hablaba, reía "Tengo que aprender el canto del pájaro para ayudar a encontrarlo". "Verdad quieres aprenderlo?". Cajamarca y Millaray lo ensayaron muchas veces. "Ese canto tiene que ser igual al del pájaro o nunca llegará. Tienen que practicar mucho". "Estamos acercándonos a la mitad del bosque pero no creo que el pájaro esté en su nido" dijo Inhimpitu. "Llámelo. De pronto está cerca". Siguieron hasta que a lo lejos vieron una alta palmera. "Allá está el nido. Acerquémonos mas". La diosa lo llamó muchas veces.
Nada.
Caminaron al oriente. Fueron al norte pero tampoco aparecía. Inhimpitu estaba cansada y el sol se hundía. "Tenemos que pasar la noche aquí porque el rancho está lejos" dijo. "Donde nos quedaremos?" preguntó Millaray. "Buscaremos un lugar" respondio la diosa mirando las rocas a cuarenta metros. Encontraron un techo de piedra que les serviría para protegerse del sereno. "Hagamos una cama" dijo Cajamarca agachándose limpiando el sitio y cubriéndolo con hojas secas.. Se sentaron recostándose en la roca. "Ese pájaro es nocturno?". "No. Solo vuela en el día. De noche descansa" dijo la joven. "Entonces si lo llamáramos cuando descansa . . ." insinuó Cajamarca. "No. Nunca sale de noche". Entonces lo que hay que hacer es madrugar, estar listos cuando salga del nido" dijo Millaray. "Excelente idea. Descansemos y madruguemos a la palmera antes de que amanezca".
Cajamarca se había ido a conseguir palos y ramas para hacer una hoguera que mantendría en la noche para que las plagas no se acercaran. La encendieron con el cetro del poder que botaba candela por su punta de diamante.
Pronto se quedaron dormidos.

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