lunes, 27 de diciembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 136 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


"Es el tunjo. Criatura famosa en columbus y otras regiones y que es capáz de enriquecer a cualquiera en poco tiempo. La persona que lo encuentre y logre tenerlo será dueña de muchas cosas".
A pesar del susto que le produjo a Millaray ver como le salía al niño candela por la boca, se agachó de nuevo con ganas de levantarlo pero finalmente se arrepintió "Cárgalo tu" le dijo a Cajamarca que lo recibió cobijándolo con la ruana. Y como tenía manchas de tierra en la frente y las mejillas, el jóven quiso quitárselas sin lograrlo. Se untó un dedo con saliva para ver si humedeciéndole el mugre podía limpiarlo, y al pegarle las babas en la frente, el bebé se transformó descolgándose inofensivo y tierno diciendo "Yo soy el tunjo de oro que nadie ha podido tener. Ustedes han sido afortunados encontrándome y ahora quiero ser su esclavo. Báñenme con sus orines" terminó diciendo agachando la cabeza en actitud de espera. Entonces Millaray se convenció de lo que le había contado su abuela y ansiosa le dijo a Cajamarca "Si, tenemos que orinarlo inmediatamente para convertirnos en sus dueños" y sin dudar dejaron que sus chorros cayeran sobre el bebé que ahora sonreía tranquilo "Gracias por bautizarme" decía "Ustedes son mis dueños y los haré inmensamente ricos porque mis cagadas son oro puro". Entonces el joven y la princesa se quedaron mirándolo sin decir nada. Lo recogieron envolviéndolo otra vez en sus ruanas diciéndole "Te llevaremos y te protegeremos pero ahora no llores ni grites porque algo raro está pasando en el caserío. Si haces bulla nos descubrirán". "Como ordenen" contestó el tunjo sacando la cabeza de la ruana y mirando al poblado "No hagan sino mandar".
vieron centenares de indios desnudos, armados con cuchillos, saliendo del poblado subiendo por un camino estrecho hasta la parte baja de una montaña donde había una planicie, una enorme piedra plana y algunos escalones con flores como un altar. Ese lugar estaba al frente de Millaray y Cajamarca que aprovecharon su ubicación aplicándose a mirar en silencio diciéndole al cóndor "Agáchate cóndor. Escóndete para que no te vean". "como digan" respondió el ave echándose en la tierra quedando confundido en el bosque.
subía la tribu con tres camillas, llevando acostados a otros indios al parecer enfermos, o dormidos, o quizás muertos y al llegar frente a la piedra, los bajaron poniéndolos encima. Ahí empezó un griterio espectacular, una algarabía que se transformó en danza, en aullidos suplicantes a los dioses y en adoración en movimientos rituales. Levantaban los brazos largamente, inclinándose besando la tierra, para volver a levantarse y correr alrededor de la piedra gritando oraciones de alabanza

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