miércoles, 16 de marzo de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 164 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


"Nos vamos cóndor. Volveremos a Cajamarca porque el Tunjo dice que habrá algo importante allá" le explicó la princesa tocándole algunas plumas cerca a las rodillas. "Si es así, ya estoy listo. Me siento bien, de modo que súbanse y nos vamos"
Cajamarca y Millaray se acercaron al cacique y al brujo "Gracias cacique Tibaima por habernos acompañado y por habernos servido tan bien. Gracias a ustéd gran brujo porque sus tabacos mágicos nos guiaron acertadamente. Gracias también por los tabacos que nos ha regalado, los llevaremos como un tesoro y los usaremos en los momentos importantes" le dijo Millaray tocándole un brazo, mientras Cajamarca decía "Otro día volveremos, No olvidaremos su amistad". "Que tengan buen viaje y que las estrellas los acompañen y los guien. Gracias hijos de los dioses por habernos visitado". "Hasta luego cacique, hasta luego gran brujo" dijo el cóndor bajando el ala de la que se agarraron la princesa y el joven subiendo a las espaldas del pájaro, donde se acomodaron prontamente. El ave dijo "Adioooooooooosss" a la gente, que los miraba. Batió las alas con enorme fuerza, elevándose entre el humo de las cocinas mientras Millaray y Cajamarca se despedían del pueblo moviendo las manos y gritando "Adios Coyaimas, no los olvidaremos".
El buitre se elevó dirigiéndose a Cajamarca donde encontraría clima fresco que le ayudaría a curar sus heridas. Fueron dos horas de viaje por encima de enormes montañas que se elevaban como gigantes al cielo. El aire se iba haciendo frio, hasta que al rato vieron muy lejos, las cumbres cubiertas de nieve, y mas acá un pueblo que saltaba y gritaba alegre al ver que el cóndor regresaba con la princesa Millaray y con el joven Cajamarca en sus costillas.
Pisaron tierra entre la multitud que los esperaba. Allí estaban Ibagué, Yexalen, el taita Amuillán, los brujos y sacerdotisas que en un momento se habían preparado, reuniéndose para recibirlos.
"Una enorme alegría nos acompaña viéndolos otra vez" dijo Ibagué acercándose a su hija Millaray y a Cajamarca que en ese momento se descolgaban por el ala del cóndor "Padre tenía ganas de volver a verlo. Aunque no crea, me hace falta su presencia" le dijo Millaray abrazándolo y besándolo en la frente. "Linda princesa. Me siento felíz de que hayas vuelto" le dijo Yexalen quitándosela a Ibagué que ahora saludaba a Cajamarca "Mi gran cacique, mi gran aventurero, gracias por ser el compañero de mi hija. Si no fuera por ti, Millaray estaría sola y triste. Se les nota la vida y las luchas que han tenido" . . .

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