domingo, 6 de noviembre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 47



De cada una de esas tribus, los caciques locales, los sacerdotes y los ancianos han escogido a tres jóvenes que participarán en las pruebas, lo que quiere decir que serán como sesenta y tres jóvenes, venidos de todas éstas tierras, los mas fuertes y los mas prudentes de cada pueblo. Pero solo uno de ellos se convertirá en jefe de la confederación de tribus que le deberán respeto y obediencia. Nadie podrá mirarlo a la cara, y deberemos reverenciarlo cada dia como acto de sumisión y aceptación de su poder sobre nosotros" terminó de decir el indio que no era de piel morena sino blanco y de ojos claros como son los habitantes de esas tribus. Llevaba puesta una ruana larga de hilos gruesos e intensos colores, iguales a las que usaban las gentes de allí. Tenía el pelo largo y negro peinado por la mitad de la cabeza hasta la frente. Ahora miraba atento como pasaba la tierra debajo de ellos, sintiendo ser parte del buitre que avanzaba mas velóz que cualquier flecha rompiendo las nubes que por momentos les quitaban la visión, envolviéndolos fastidiosa y friamente.

El viaje no fue muy largo porque hablaron mucho cruzando el espacio, y se rieron también sin medida, recordando historias bobas.

Y cuando llegaron a la meseta de Gérida, vieron de una vez, una enorme multitud bulliciosa y muy activa, como de seicientas mil personas que asistirían a la elección de su mas alto jefe, el cacique de la confederación de las tribus Guane.

cuando vieron al cóndor, la multitud se asombró y se intimidó al ver semejante pájaro volando sobre ellos. Hicieron silencio al comienzo, mientras asimilaban la aparición, para luego saltar, gritar, correr sin rumbo y silbar. Muchos, casi la mayoría, se arrodillaron levantando los brazos al cielo diciendo "Es un pájaro de las estrellas que ha venido a visitarnos. Gracias dioses por estar con nosotros en la elección del cacique" y le gritaban "Pájaro de las estrellas, pájaro de las estrellas, venga, baje aquí. Acompáñenos en éstos dias. No se vaya, venga con nosotros".

Cajamarca y Millaray estaban maravillados viendo tan grande multitud como nunca la habían visto en sus vidas. Jamás habían observado una congregación de gente en semejante magnitud y actividad. "Nos están llamando, nos están haciendo señales para que bajemos" dijo el anciano jefe Muzo asomándose peligrosamente a un costado del ave. Cajamarca lo cogió del brazo, no fuera que ocurriera un desastre y cayera desde esa altura en que estaban. "Bajemos allá donde está limpio" decía el indio mensajero señalando una extensión plana que las tribus no habían ocupado, porque quizás la tenían reservada para algunas competencias de los jóvenes aspirantes al mas elevado cargo dentro de las tribus Guane. Y como el cóndor ya lo había escuchado aunque había mucha algarabía abajo, descendió dando vueltas y mas vueltas sobre la gente que no dejaba de mirarlo.

Finalmente bajó en un ángulo abierto, pisando tierra y aleteando a modo de saludo.

La multitud se vino en loca carrera para verlo de cerca y quizás para tocarlo, que era lo que mas querían hacer . . .



No hay comentarios:

Publicar un comentario