lunes, 20 de febrero de 2012

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 67


El dominejo regresó entonces a la peña donde estaba sentado Caragabi al que le dijo "Gran dios Caragabi. Ya encontré el agua. La diosa Getzera la tiene y no se la regala a nadie". "Pues eso lo veremos. Donde queda la cueva donde Getzera guarda el agua?" le preguntó al pájaro mosca. "Queda a varios dias de aquí, pero no se afane gran dios que yo lo guiaré hasta allá, si quiere ir" "Claro que iré porque sin el agua no se puede vivir" contestó el.
Mientras tanto, esa noche Caragabi tuvo otro sueño en el que le mostraron que la diosa Getzera era mezquina y miserable y que nunca le daría el agua. Por eso al despertar se dijo "Mañana mismo iré con mi amigo el pájaro dominejo hasta donde Getzera se oculta. El me dirá donde queda su cueva encantada". Casi no durmió por la impaciencia que tenía y sin dejar que el sol saliera, llamó al dominejo diciéndole "Vámonos ya, tenemos que encontrar a Getzera para que nos dé inmediatamente el agua" y el pájaro contestó "Vamos gran señor Caragabi, cualquier demora es fatal".
Arrancó el dios a caminar entre la selva a la que difícilmente entraba el sol. Se encontró con muchos animales a los que saludó con atención porque hacía dias no los veía. Trepó muchas veces por rocas altas y resecas, caminó por encima de miles de hojas muertas, bajó a los valles, subió a las montañas, atravesó zonas desérticas y ya empezaba a cansarse, pero su pájaro amigo no lo abandonaba y le decía "Animo, mucho ánimo debes tener, gran dios Caragabi. No desfallezca que yo buscaré caminos cortos para llegar rápido"
Caminó mucho Caragabi hassta que un dia, entre el canto y el afan del dominejo, alcanzó a escuchar el ruido del agua dentro de una cueva gigantesca por la que iba pasando en ese momento. "Aquí es donde vive la diosa Getzera y aquí es donde guarda el agua" le dijo el pájaro amigo. Entonces Caragabi golpeó fuerte la encantada peña, golpeó mucho esperando que la diosa le abriera, pero no fue así. Getzera no se dignó abrirle ni contestarle a pesar de que ya sabía que se trataba del dios Caragabi.
Y Caragabi no dejaba de golpear la roca, hasta que indignado por la actitud de la diosa, concentró su pensamiento en la roca que tapaba la entrada, convirtiéndola mágicamente en polvo. Entró en medio de la corriente buscando a la joven, y encontrándola oculta entre muchas piedras, la cogió de la mano sacándola a la selva y echándola definitivamente de su palacio de agua y piedra.

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