viernes, 4 de junio de 2010
EL PAIS DE LA NIEVE 40 (La desconocida y fantástica historia delpueblo Pijao)
Al tocar Huenuman el suelo, el pueblo lo rodeó parándose en las puntas de los pies y estirando las cabezas. Eran tres mil que vivían por familias ahí, en los alrededores del poblado y mas allá. Era tanto el alboroto, que no dejaban ver a otro hombre importante de Amerindia y del pueblo Pijao: Mohán muy barbado, de cabello largo, cuerpo peludo y vigoroso con ojos de fuego y corto guayuco de piel de venado. Se fumaba un tabaco tratando de acercarse a Huenuman. "Está difícil pasar", pensaba forzándose entre la multitud.
La muchedumbre se separó formando una calle angosta y bulliciosa hasta la vivienda del cacique Cajamarca que cogiendo de la mano a Millaray le dijo: "Ven conmigo". Recibirían al visitante en medio de la algarabía. "La gente de esta tribu ha sido especial conmigo" pensaba Huenuman arreglándose la ruana torcida en el cuello. Ya frente a los jóvenes los saludó oyendo a Cajamarca: "Es bienvenido gran mago Huenuman, gracias por su visita. Considérese en su pueblo y en su casa". "Soy yo el que debo agradecerles todo lo que hacen", contestó Huenuman mirando al joven cacique. "Ya había oido decir que tu padre Titamo había muerto pero no sabía que fueras tan joven. Rogaré al universo y a los dioses para que te den sabiduría y fuerza en las dificultades y los peligros". "Gracias señor Huenuman venga con nosotros, debe tener hambre. Necesita descansar también". "Gracias cacique Cajamarca, pienso que no hay tiempo. He venido a buscar a mi amigo Mohán y a Madremonte para que me ayuden en la tragedia del nevado". "Si señor Huenuman ya lo se, pero venga y nos acompaña, haremos un rito con el pueblo y arreglaremos cosas para el viaje mientras llegan Mohán y madremonte".
No se habían dado cuenta que a un lado estaba un alto y peludo hombre mirándolos atento: "No tienen necesidad de esperarme, yo estoy aquí", dijo Mohán acercándose a su amigo al que no había visto desde hacía tiempos. Se abrazaron dándose palmaditas, luego se separaron mirándose: "Pero si austéd no le pasa el tiempo Huenuman. Sigue lo mismo que hace noventa y ocho años cuando lo vi la última vez . He oido muchas historias y aventuras de ustéd pero no sabía como encontrarlo para hablar y recordar". "Aquí me tiene gran mago Mohán. A ustéd tampoco le pasa el tiempo, al contario lo veo mas joven y fuerte. He venido para que me acompañe al nevado del Tolima donde tenemos que hacer algo urgente". "Si, he presentido algo raro", contestó Mohán lanzando una bocanada de humo. "Las tribus Pijao han quedado convertidas en estatuas de oro en el nevado. No se como fue, pero según las leyendas pasó lo mismo que hace seis mil años cuando la gente de aquí se reunió con los dioses", dijo Huenuman mirando a Cajamarca y a la princesa interesada en la historia. "Todo se ha repetido y necesitamos mucho poder para volver los pueblos a la vida". "Haremos lo que sea para acabar el hechizo. Llevaremos a Madremonte porque la fuerza femenina es necesaria". "Si, ella debe estar con nosotros. Su magia será vital", dijo Huenuman caminando detrás de Cajamarca que ya iba para la maloca. "Yo también quiero ir" gritó Millaray arreglándose un arete. "Pondré el cóndor a su disposición para que todos viajemos ahí y lleguemos ligero y sin problemas". "Verdad?", contestó Huenuman sonriendo por la propuesta. "Claro princesa, irá con nosotros y si su amigo Cajamarca quiere acompañarnos, mejor. Haremos buen equipo". "Claro que iré. No quiero dejar sola a Millaray"
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