lunes, 19 de febrero de 2018

CUIDADO SANSON, LO QUIEREN MATAR 34



“No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tu a tomar mujer de los filisteos incircuncisos?”
Y Sansón respondió a su padre. “Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.
Mas su padre y su madre no sabían que esto tenía que ser así, porque la naturaleza buscaba ocasión contra los filisteos. Pues en aquel tiempo ellos dominaban sobre Israel.
“Primero descansa, debes estar maltratado, con hambre y sed. Mas tarde hablaremos de tu asunto, respondió Manoa bajando del corredor, cogiendo el camello de las riendas para llevarlo junto al pozo donde le dio agua hasta que el animal caminó buscando cáscaras y hierbas junto a las rocas.
La madre entró afanada a la cocina, sirvió un refresco en un vaso de barro ofreciéndolo a su hijo que se sentó junto a la hornilla mientras ella empezaba a tasajear un trozo de carne de cabra para asarlo sobre los carbones que se ponían rojos por el crepitante fuego. Fritaría también algunos plátanos que en el viaje pasado había traído de Israel.
Todo eso lo hacía sin demora porque tenía las manos rápidas y una gran dinámica la acompañaba siempre.
El aroma de la carne frita se extendió en la cocina y por los alrededores provocando el apetito de todos.
Depositó las tajadas en una paila pequeña entre la manteca de cabra. En poco tiempo estuvieron fritas. Recostada luego a un lado de la hornilla y sonriendo, dijo a su hijo.
“No imaginé que regresaras así, tan rápido. Ahora pienso que el llamado que sentías  era ese. Debías conocer a la joven que te ha gustado”. “Si madre, me cautivó como ninguna y deseo hacerla mi mujer, ella también me esperará todos los días hasta que vaya con vosotros. Preparaos para que bajéis conmigo a Timnat, me la tomaréis por esposa porque así está escrito, me lo dice una voz”.
Manoa entró a la cocina acariciándose la barba. “Te apresuras bastante hijo. La muchacha te ha impresionado como nadie. . .” “Si, necesito también vuestra presencia en Timnat padre, pero primero tendremos que ir donde Joaquín para que nos preste otro camello que será para vosotros, o yo iré solo donde el, para no poneros en problemas”.
“Primero come. Debes tener hambre, luego descansas y mañana vas donde Joaquín.
Mara le había servido la carne y los plátanos en un plato grande y rústico fabricado con barro rojo. Sansón alargó el brazo, cogió un trozo grande de carne que cortó en pequeños trozos y comió pausado con algo de vergüenza por su regreso tan apresurado.








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