Fue a la cocina, a la hornilla. Metió leña en el fogón y en un momento
encendió un fuego que hacía volar chispas amarillas y azules reventando y
desapareciendo en el aire gris de la mañana…… El humo invadió todo
Puso una olla de hierro con agua, encima de tres piedras
estratégicamente colocadas para situar allí las ollas y las olletas. Esas
piedras siempre se enrojecían con las llamas, pareciendo piedras preciosas
gigantescas.
Le añadió miel silvestre al agua,
y esperó a que hirviera.
Mientras tanto los padres se despertaron asustados por los ruidillos de
Sansón que procuraba no hacer bulla para que durmieran otro rato. Levantaba
todo, y todo lo ponía suavemente encima de la hornilla, o de la tarima, o del suelo
pero no podía evitar que algún rumor indiscreto se escapara montado en el aire.
“Ya amaneció?” Preguntó de pronto la madre, estirándose largamente para aliviar
los músculos maltratados. “Sí”, respondió el joven. “Ya empieza a amanecer”. “Debemos
apurarnos para aprovechar el clima fresco de las primeras horas”, comentó Manoa
levantándose animado, cogiendo de una vez los morrales de viaje y las bolsas de
cuero que de inmediato fue a llenar con agua del pozo.
En realidad estaba contento de ese paseo que
le permitía conocer el otro imperio de que tanto le habían hablado y que lo
tenía fascinado y confundido a la vez.
En pocos minutos el agua hirvió con furor.
Sansón bajó la olla agarrándola con un trapo, y ladeándola con cuidado,
sirvió en tres tazas de barro rojo, ofreciéndolas luego a sus padres con pan
negro. Volvió a la hornilla, separó la
leña y los incandescentes carbones para que se apagaran y no hubiera peligro de
incendio. Entonces el humo espeso, subió extendiéndose por la cocina y las
habitaciones, saliendo al corredor, para perderse luego en el aire claro donde
se diluyó sin explicación.
Después del rápido desayuno, salió el joven mas allá del pozo, debajo
de los árboles para encontrar a los camellos, hablarles, tocarlos y ponerles
las riendas. En un instante los trajo frente a la casa diciendo: “Ahora acomodaré el tapete a Lor para que vayan
cómodos y no se tallen con el zangoloteo. Ese camello es mas fuerte y los
llevara con suavidad en todo el trayecto.
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