viernes, 16 de abril de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 9 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)

Allá venían los Dulimas, agiles sobre el hielo brillante. Vivían al sur de la montaña refulgente dedicados a la fabricación de coronas de oro y guayucos de cuero de lobo hechos en sus bohios para intercambiar por sal con los Muiscas. Venían acelerados trayéndole a la diosa una corona de oro con seis esmeraldas como huevos de codorníz.
El cacique Ibagué, el cacique Calarcá y Yexalen, caminaron hasta donde ella estaba, para presentarle a Calarcá como jefe de los ejércitos. Las mujeres y las niñas les abrieron paso y Calarcá, admirado de estar junto a Tulima, levantó los brazos, alargó la cabeza y le dijo: "Que el sol, las estrellas, los bosques, los nevados y los ríos me bendigan hoy por haberla conocido, diosa. Este momento es el mejor de mi vida y quisiera que durara siempre". Bajó los brazos y ella le dijo: "Te conozco Calarcá, tu fama de combatiente, de luchador y guerrero, se ha extendido por los imperios, por todos los rincones y ha llegado a los recintos de los dioses donde habito. No te admires de estar aquí, porque eres nuestro amigo, el gran lider de un país que se extiende como el polvo".
Calarcá quedó mudo. Lo llamaban "El indio bravo", "El indio guerrero" pero ahorita era dócil y manso, un pajarillo. No sabía que hacer pero sacudió la cabeza, se hizo dueño de el mismo y dijo: "Gracias diosa" y volteando hasta donde estaban Ibagué y Yexalen, cogió el regalo de los Dulimas y poniéndolo en el moco del elefante, le ordenó entregárselo a la diosa. El animal levantó el moco hacia atrás esperando que Tulima cogiera la corona. Ella la agarró y dichosa se la puso en la cabeza entre el resplandor de seis esmerladas. Los Panches y los recién llegados que eran mas de cien mil, aplaudieron sin parar.

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