lunes, 30 de agosto de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 84 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Después de dos horas, cóndor se acercó despertando a sus amigos que se habían dormido en el pasto "Tenemos que irnos princesa Millaray o si no nunca llegamos". La voz del ave los sacó del sueño. Se levantaron listos a encaramarse en las costillas del buitre para seguir el viaje al reino de la diosa Inhimpitu que ya estaba cerca.
Fue un vuelo breve entre el aire bochornoso.
Cóndor llevaba el pico muy abierto, jadeaba. Se notaba que quería llegar ya, al fin de ese viaje. Pasaron entre pequeñas nubes amarillas en un espacio hondo y reluciente. Fueron acercándose a la sierra Nevada siguiendo el curso del rio Ranchería a la orilla del cual vivía la diosa Inhimpitu entre bajas montañas en un espacio de gran verdura donde había un bosque de palmeras y de árboles del pan.
En media hora llegaron.
"Aquí es donde yo vivo" dijo la diosa mirando sus tierras y su rancho. "Al fin descansaremos" gritó el cóndor planeando en busca de un buen lugar que les diera frescura. "Este sitio es muy lindo" dijo Millaray acercándose a Cajamarca". "Ha sido un viaje fácil y sin muchos contratiempos" comentó el muchacho.
Habían caido entre altas palmeras al lado de un rancho grande bien construido, donde vivía la diosa. Esperaron que el buitre descolgara el ala para bajarse. Eso fue en un momento. Saltaron a tierra alegrándose doblemente "Es un sitio especial para el descanso" dijo Cajamarca cogiendo las flechas y el arco. Mas allá se oia el ruido del rio en su viaje al mar llevando secretos de las regiones por donde pasaba. "Hay que ir a conocer el rio. Con este clima es bueno estar entre el agua" dijo Millaray agarrando un paquete de carne de ovejo, papas y yucas que les habían sobrado en su travesía. "A la orilla de ese rio fue que nació mi hija Luz de Sol" dijo Inhimpitu poniéndose algo triste. "La buscaremos donde esté" respondió Millaray recordando que Luz de sol tenía el diamante del poder que sería para ella, para Millaray según los relatos de los brujos sabios.
Caminaron al rancho. Los indios que lo cuidaban se habían ido a pescar y a conseguir plátanos. Eran de la tribu de los Wayú, viejo pueblo emigrado del amazonas, que desplazó a los antiguos habitantes de estas tierras, los Arhuacos, a la Sierra Nevada de Santa Marta.
Habían aromas de frutas y de flores.
Cóndor se fue, buscando el viento fresco y la sombra de las palmeras. Allá se recostó estirando las patas, descolgando las alas y relajando los músculos maltratados. Se hundió en un sueño profundo. "Dormirá mucho rato" comentó Inhimpitu. "No le hagamos bulla" cuchicheó Cajamarca. "Es un pájaro noble y fuerte" dijo Millaray. "Somos buenos amigos" añadió Cajamarca dejando recostada la lanza en el tronco de un árbol.
Entraron al rancho. Habían varias hamacas colgadas donde descansaban los cuidadores de la casa. "Hace dias no duermo en una hamaca" murmuró Millaray tocando una de colores. "Esta noche dormiremos bien" dijo Cajamarca. "Tienen sed?, aquí hay chicha de corozos y está fresca". Inhimpitu consiguió tres totumas llenándolas con el líquido y pasándolas a sus amigos que bebieron entre risas y comentarios.

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