martes, 16 de noviembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 117 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Rayo de Luna cantó mucho y muy alegre presintiendo quizás que ese pueblo le iba a ser muy familiar.
Cóndor fue mirado y acariciado por miles de personas que caminaban debajo de el, queriendo subir a su espalda. Lo querían y admiraban porque era un ave única, respetada en todo sitio. El a su vez se dejaba manosear y decir cosas, porque estar entre la gente con la que había nacido y crecido era lo mejor que podía pasarle.
"Hija, hija" gritó depronto el cacique Ibagué saliendo de la maloca y atravesando afanado entre la multitud que le daba paso "Le doy gracias al cielo porque has vuelto sana y salva y porque estás mas bella y morena. También a ti te saludo joven cajamarca, me alegra verte" gritaba Ibagué seguido por yexalen que radiante, miraba a sus amigos. "Padre, padre tan bueno volver a verte" le dijo Millaray en un largo abrazo. "Hola Yexalen estás muy linda" y se abrazaron largo. "Cajamarca, te veo mas fuerte y sereno" le decía Ibagué. "Es una alegría volver a verlos" pronunció Yexalen confundida entre todos. "Tenía ganas de saludarlos y de ver otra vez estas tierras que no olvido" agregó Cajamarca entre tanto saludo y alegría.
En ese momento llegó el taita Amuillan cobijado por dos ruanas largas de colores. Sentía mucho frio "Princesa, princesa tan linda que está" gritó entre la muchedumbre "Tan poco tiempo que ha pasado y sin embargo lo veo mas poderoso y maduro joven Cajamarca" le decía a su antiguo cacique con el que se abrazó mas de medio minuto.
Estaban seguidos por miles de ojos cuando llegó un alto y musculoso indígena de facciones duras que los saludó mirándolos con sus ojos penetrantes y fijos "Es un gusto volver a verla, princesa Millaray lo mismo que a usted, cacique Cajamarca. De verdad que me alegra volver a verlos" dijo el guerrero Calarcá acercándose y abrazándolos. Era que hacía poco había venido para llevarse a los Quimbayas a un sitio recién conquistado y que desde tiempo atrás había prometido a esta tribu. "Hola cacique Calarcá, me alegra saludarlo. Hace mucho está aquí?" le preguntó Millaray. "No princesa, no hace mucho. Lo que pasa es que he venido por los Quimbayas para instalarnos en unas tierras no lejanas de aquí y a las que pondré mi nombre. Son tierras conquistadas con la ayuda de mis amigos guerreros que de pronto me acompañan. "Se lleva a los Quimbayas?" preguntó Cajamarca. "Si. Esa era la promesa que ellos esperaban desde hacía mucho y ahora la cumplo. Poco a poco la nación Pijao va extendiendo sus dominios y haciéndose mas rica y poderosa".

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