domingo, 21 de noviembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 120 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Ya Ibagué se había montado en su caballo Cuminao bebiendo chicha y trotando indetenible por el pueblo, recibiéndole a uno y otro la bebida fermentada. Estaba muy colorado y sonriente. Su corona de oro se ladeaba y los colores con que se había pintado la cara y el cuerpo se iban deslizando en su piel por la humedad de la neblina. "Estoy felíz porque ha vuelto mi hija Millaray y también cajamarca mi benefactor. Además estoy orgulloso porque Calarcá, el mejor guerrero Pijao nos acompaña" y seguía aquí y allá hablando y riendo, mientras Cajamarca también iba de punta a punta del pueblo tomando chicha y hablando con los Quimbayas, que no querían separársele. Su guayuco de piel de puma estaba embarrado, pero el pectoral que llevaba, lo mismo que su corona, brillaban con la luz de las antorchas. "Iré continuamente a visitarlos. todos ustedes han sido mis amigos y no puedo olvidarlos" les decía. Millaray estaba achispada junto a Yexalen que no hacía sino preguntarle cosas de su viaje. "Pero donde está Rayo de Luna? Me olvidé de el y no se donde está" decía Millaray asustada mirando a todas partes porque empezaba a anochecer y no veía al pájaro. Y comenzó a llamarlo cantando igual que el, pero el ave no llegaba. Entonces se afanó de verdad y cogiendo a Yexalen de la mano salieron corriendo entre las chozas y por los caminos llamando al pájaro, que no respondía. "Donde estará? Se habra ido?. Noooooooo" decía la princesa realmente preocupada y como la vieron en ese estado, llegaron preguntándole "Que le pasa princesa". "Es que no encuentro a Rayo de Luna y tampoco me contesta mi canto. Que voy a hacer sin el?" Así no podré encontrar a la niña Luz de Sol. Que voy a hacer?". "Pues repartámonos y lo buscamos entre todos" propuso un indio Putimae que casi no podía hablar de lo ebrio que estaba. "Eso no puede hacerse porque hay que llamarlo imitando su canto. Solo así llega" decía la joven respirando agitada. "Cálmate, cálmate" le repetía Yexalen arreglándole la ruana con que se había cobijado "Imítale el canto y caminemos hasta que te escuche. Yo te acompañaré". "Si, eso haré" y caminaban por todos lados llamándolo.
Cajamarca enterado de lo que había pasado, llegó a su lado diciéndole "Yo te acompañaré a buscarlo. Lo arremedaré y finalmente nos oirá. Me iré por un lado y tu te irás por otro. Rayo de Luna debe aparecer, sin el no podemos seguir buscando a Luz de sol" y sin decirse mas, se separaron imitando el canto. Millaray se fue por los alrededores acompañada por decenas de indios, mientras Cajamarca acompañado por el taita amuillan y por muchos indios de las tres tribus, se metía en el bosque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario