martes, 23 de noviembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 121 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Millaray se fue por los alrededores, acompañada por decenas de indios, mientras Cajamarca acompañado por el taita amuillan y por muchos indios de las tres tribus, se metía en el bosque.
Fueron entrando mas y mas a la selva que estaba oscura por la neblina y porque la noche llegaba indetenible. Sin darse cuenta se encontraron frente a la piedra de los sacrificios, donde el joven se había casado con Millaray. Ahí Cajamarca se inclinó en el altar pidiéndole un favor especial a los dioses "Dioses de la noche, dioses de las aves, traednos a Rayo de Luna. Por favor venerados dioses, escuchadnos el pedido. Vosotros sabeis que ese pájaro es necesario para encontrar a la niña Luz de Sol. Oidnos dioses, no nos abandoneis en éste ruego". Y se paró levantando la cabeza y cantando muy duro, como a veces lo hacía Rayo de Luna. Esa entonación llegó hasta muy lejos porque el cóndor, que estaba en su nido arriba en las rocas, escuchó el canto despertándose de su sueño. Gritó medio dormido saliendo del nido y mirando abajo "Amigo Cajamarca, no se afane. Rayo de luna está conmigo. Lo que pasa es que quiere pasar la noche aquí porque ahora somos buenos amigos pero por la mañana irá al pueblo para estar otra vez con ustedes". Ante eso Cajamarca y sus amigos se quedaron mudos y sonriente sabiendo que en el nido del buitre estaba el pájaro de mil colores. Se tranquilizaron diciendo "Gracias cóndor, ahora dígale a Rayo de Luna que cante para estar seguros que de verdad está ahí" Y al momento oyeron el canto del ave. Entonces Cajamarca y los indios regresaron al pueblo riendo y cantando.
Al poco rato se encontraron con Millaray que no dejaba de llamar a Rayo de Luna mientras muchas lágrimas salían de sus ojos. "Hola mi princesa" le dijo de pronto Cajamarca apareciendo en la esquina de una choza. La abrzó y la besó consolándola pero ella se apartaba diciendo "Ahora que voy a hacer sin Rayo de Luna? Dime que voy a hacer". "No te preocupes mi princesa, ya lo encontramos. Está con el cóndor en su nido. Va a pasar con el la noche". "Verdad? me dices la verdad?". "Si bella amiga. Yo entoné su canto en el bosque, y oyéndome el cóndor, se despertó diciéndonos que ahí estaba. Entonces le ordené al buitre que hiciera cantar al pájaro, al que inmediatamente escuché. De modo que podemos estar tranquilos y seguir disfrutando de esta despedida". "Gracias Cajamarca, mi buen compañero. Que hiciera yo sin ti?". Decenas de indígenas los rodearon llevándolos al centro del pueblo donde la fiesta estaba completamente prendida. En medio de tanta alegría cantaron, danzaron, comieron, rieron, recibieron y dieron muchos regalos prometiéndose cosas hasta que empezó a amanecer.
Al fin se dieron cuenta que tenían que dormir y entrando a la maloca y a las chozas se acostaron en hamacas y en esteras para reponerse de tanto goce.

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