martes, 14 de diciembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 131 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Ya en el caserio recogieron las cosas devolviéndose rápidamente a sus poblados que habían quedado solos.
Calarcá y su tribu también regresaron al caserío recién estrenado.
"Yo estoy cansada y triste, no quiero caminar" le dijo Millaray a Cajmarca y a Yexalen que iban junto a ella con la cabeza agachada "Y entonces que hacemos?" le contestó el joven. "Voy a llamar al cóndor para que venga y nos lleve a nuestras tierras porque los caminos están embarrados e intransitables. Además los árboles carnívoros pueden devorarnos en la travesía" explicó la princesa mirando como las tribus se iban en silencio por distintos caminos despidiéndose desde lejos. "Yo estoy de acuerdo con Millaray" dijo Yexalen "devolvernos entre tanto barro y agua nos enfermará. En cambio si viene el cóndor, nos iremos sin problemas". "Y como lo vas a llamar?" le preguntó Ibagué que se había acercado trayendo a su caballo de las riendas. "Rayo de Luna lo llamará, cóndor lo oirá y pronto llegará". "Ah bueno, si es así esperemos". Entonces Millaray llamó a Rayo de Luna cantando como el. Inmediatamente el pájaro llegó a su hombro saltando desde las ramas cercanas. "Rayo de Luna, llama a tu amigo el cóndor de los Andes para que nos lleve al caserío de Cajamarca" le dijo la princesa cogiéndolo y poniéndolo frente a sus ojos. El pájaro, sin dejarse repetir la orden entonó uno de sus cantos que sin duda el cóndor oiría. Solo habría que esperar. "Lo único que debemos hacer es dar tiempo a que el buitre llegue. El ya oyó mi llamado" dijo Rayo de luna parándose en el hombro de Yexalen que lo cogió susurrándole "Gracias pájaro de mil colores, que haríamos sin ti?" y el ave salió volando parándose en una rama donde atrapaba insectos que le calmaban el hambre.
Solo pasaron quince minutos cuando vieron a lo lejos al cóndor viniendo entre las nubes que desgarraba con sus alas. Era velóz su vuelo, muy velóz. Pocas veces lo había visto la princesa volar tan vertiginoso. En un instante llegó al amplio espacio a un lado del caserio donde estaban sus amigos esperándolo. Rayo de Luna voló inmediatamente hasta el, parándosele en las costillas "Gracias cóndor por haber venido. Todos lo echamos de menos". "Tengo que obedecerle a mi princesa. Yo se que usted me llamó porque Millaray se lo ordenó" contestó el buitre volteando la cabeza mirando a su amiguito.

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