jueves, 16 de diciembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 132 (La desconocida y fantástica hiustoria del pueblo Pijao)


"Tengo que obedecerle a mi princesa. Yo se que ustéd me llamó porque Millaray se lo ordenó" contestó el buitre volteando la cabeza mirando a su amiguito.
Cóndor estaba tranquilo y no sentía fatiga. Su descanso en el nido de rocas le había devuelto las fuerzas y ahora se preparaba para seguir sirviéndole a sus amigos. "Cóndor, cóndor eres maravilloso lindo amigo" le gritó Millaray corriendo hasta el, que bajó un ala invitándola a subir a su espalda. Ella no se hizo rogar y agarrándose, estuvo rápidamente en las costillas del pájaro. El volvió a bajar el ala para que subieran los demás. "Suban que tengo ganas de volar". Entonces todos corrieron y cóndor los levantó poniéndolos en su espalda donde se acomodaron. "Cuminao, le ordeno que regrese a la tribu sin demorarse" le gritó Ibagué a su caballo. El se erizó estremeciéndose y pateando el suelo, arrancando a correr detrás de Ibagué cuando vio que el cóndor batía las alas elevándose en el aire tranquilo.
en treinta y cinco minutos llegaron a su pueblo. Venían mojados porque las nubes estaban cargadas con mucha agua. Cayeron entre las chozas de las que salieron las mujeres, que se habían quedado cuidando a sus hijos, a las gallinas, a los marranos. Pronto descendieron del buitre yéndose a la maloca, donde habían fogatas que aprovecharon para calentarse mientras comían alimentos que las mujeres les trajeron por orden del taita Amuillan "Hola cacique, hola princesa Millaray y reina Yexalen, como les fué?" les preguntó amuillán entrando a la maloca y acercándose a sus amigos. "Hola amuillan, esta carne está rica le dijo Yexalen cogiendo papas saladas de una batea de madera donde también habían pescados asados y arracachas sancochadas. "Que tal el funeral de Pucharma?" preguntó el anciano. "Lo enterraron con muchas riquezas, varios esclavos y cinco amantes jóvenes que le ayudarán en su viaje" le contestó Ibagué. "Eso está muy bien. Así irá tranquilo a encontrarse con los dioses. Sin duda estarán esperándolo" dijo Amuillan escarbándose los dientes con un palito. "De aquí tambien fue mucha gente, con joyas, ruanas, coronas, esmeraldas". "Si" terminó diciendo Ibagué. Allá nos encontramos todos.
Al mucho rato casi anocheciendo, la gente que había asistido al funeral fue apareciendo en los alrededores del pueblo en actitud cansada. Entraban a sus chozas en silencio, alumbrados por la luz amarilla y ahumada de las antorchas puestas frente a los bohios y en columnas de madera. Se acostaban en hamacas y esteras quedándose prontamente dormidos sin decirle ni una palabra a sus mujeres que los miraban queriendo enterarse de lo que había pasado.
Cuando el sol volvió a salir, Millaray y cajamarca se alistaban para seguir su viaje entre las tribus Pijao con el fin de encontrar a la niña Luz de sol. A eso se habían comprometido con ellos mismos y con la diosa Inhimpitu.

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