domingo, 19 de diciembre de 2010

EL PAIS DE LA NIEVE 133 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Cuando el sol volvió a salir, Millaray y Cajamarca se alistaban a seguir su viaje entre las tribus Pijao con el fin de encontrar a la niña Luz de Sol. A eso se habían comprometido con ellos mismos y con la diosa Inhimpitu.
Como la noche anterior la princesa se sintió desganada, cogió uno de los frutos de los árboles del bosque prohibido que les había regalado Acaima, el diminuto cacique de la tribu de los diablos de Oro, y se lo comió sintiendo que se le fortalecía el cuerpo y se le iluminaba el pensamiento. En ese estado comprendió que debía visitar a los indígenas Combeimas, que no estaban lejos de Cajamarca, sino en un cañón, abajo de ellos, formado por altas montañas y por donde bajaba un rio de aguas claras y potente fuerza. Posiblemente allí encontraría a Luz de sol. Ese era el presentimiento que la rondaba. De modo que salio de su bohio y buscó a Cajamarca al que encontró hablando con un grupo de indígenas, diciéndole lo que le pasaba. Entonces el regresó con su mujer al rancho y comió también de la fruta prohibida sintiendo igual impulso. Por eso hoy habían madrugado para irse a los valles y aprovechar bien el dia.
Debajo de algunos árboles junto a la maloca, Millaray entonó el canto de Rayo de Luna que apareció volando por encima de las chozas rodeando la casa circular y parándose finalmente en su hombro. Ella le dijo "Llama a tu amigo el cóndor porque tenemos que viajar enseguida". "como diga princesa" contestó el pájaro, cantando una sinfonía suave pero aguda y volando al techo de una choza donde atrapó insectos dormidos.
Ahí venía el cóndor cayendo suave cerca a la maloca. Se estremeció viendo a su dueña "Buenos dias princesa, buenos dias Cajamarca. Para que me necesitan?". "Tenemos que viajar al pueblo de los Combeimas. Algo me dice que allá encontraremos a la niña Luz de Sol que anda perdida desde hace tanto tiempo" dijo Millaray levantando mucho la cabeza para mirar los ojos de su amigo. "Entonces vámonos ya. No nos demoremos" dijo el cóndor esponjando su plumaje.

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