domingo, 30 de enero de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 147 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Fabricaban también tabacos mágicos que distribuían por el pais Pijao a los caciques, a los brujos, a las princesas, personas que podían pagarlos con oro, con diamantes y esmeraldas.
Como ya Millaray y Cajamarca habían saltado de las espaldas del cóndor y se habían sentado en el pasto estirando los músculos y comiendo algunas frutas, sintieron un ruido repentino que los asustó mucho. Eran veintiseis indios desnudos, muy pintados y feroces con lanzas y flechas envenenadas que llevaban en las manos, listos a dispararlas. Miraban serios y desconfiados a los dos jóvenes, que no podían pronunciar ninguna palabra por el miedo que tenían. "Quienes son ustedes. Que hacen aquí?" les preguntaron acercándoseles, moviendo los brazos, amenazantes. "Ah, lo lo lo que pasa es que que hemos venido a su su pueblo por orden del del Hojarasquín del monte a encontrar a la la Llorona para avisarle de de una reunión que habrá en el Líbano con los magos, los duendes y las hadas". "Verdad? no les creemos. No será que vienen a conocer la vida de nosotros para despues atacarnos y robarnos las tierras? . . .Y ese pájaro tan grande que es?" "Es el, es el cóndor dorado de los Andes. Yo soy cajamarca, antiguo cacique de los Putimaes. Ella es mi esposa Millaray, hija de Ibagué, cacique de los Panches, cercanos a mi pueblo, y andamos buscando a la niña Luz de sol, hija de la diosa Inhimpitu para que nos entregue el diamante del poder". "Nosotros no creemos en cuentos mentirosos. Cójanlos. Llevémoslos a la tribu. Los sacrificaremos, los ofreceremos a los dioses y nos los comeremos". "No. No hagan eso, están equivocados. Es que no han oido hablar de nosotros?. Tampoco han oido hablar del cóndor de los Andes , que es tan famoso en Columbus y otras partes?".
En ese momento el cóndor, que escuchaba atento, voló entre todos, semejante a un rayo, arañando a muchos con sus alas y sus zarpas, agarrando a varios indios, con los que se elevó en las nubes sacudiéndolos, estrujándolos para hacerlos cambiar de actitud. Les clavaba las garras sacándoles agua y sangre y ellos gritaba aterrorizados "No nos vaya a soltar, cóndor de los Andes. No nos vaya a soltar. Le prometemos que no le haremos nada a ustéd ni a sus amigos pero no nos vaya a soltar porque nos mataremos". Y el buitre muy enfadado, les dijo "Lo prometen?. Prometen que no harán nada y que nos dirán donde encontraremos a la Llorona?". "Si, lo prometemos. Bájenos ya que nos vamos a reventar, nos vamos a morir". Entonces cóndor descendió vertiginoso haciéndoles sentir un vacío espantoso que los empalideció llenándolos de temblor y vómito. Casi los tiró al pasto, donde los indígenas vomitaban incansables y temblaban mirando aterrorizados al ave que estaba a su lado vigilándolos.

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