martes, 1 de febrero de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 148 La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Entonces cóndor descendió vertiginoso haciéndoles sentir un vacio espantoso que los empalideció llenándolos de temblor y vómito. Casi los tiró al pasto, donde los indígenas vomitaban incansables y temblaban mirando aterrorizados al ave que estaba a su lado vigilándolos.
Los otros indios habían huido al caserío llamando a la tribu que ahora gritaba en la lejanía viniendo dispuestos a la guerra. Pero ya acercándose, los indios que el cóndor había llevado por los aires, corrieron encontrándose con la tribu a la que le dijeron en su pavor "No les hagamos nada. Le prometimos al cóndor de los Andes que seríamos sus amigos si no nos dejaba caer de las nubes. Parece que es un ave del cielo y que los dioses la han mandado a encontrarse con la Llorona, que en éstos días está por acá. Esa ave viene con dos dioses en sus espaldas, un joven y una muchacha que parecen venidos de las estrellas". "Es cierto todo eso?" preguntó el cacique Tibaima mirando lejos, tratando de ver al buitre y a los viajantes del espacio. "Claro que es cierto. Los dioses han venido a visitarnos y si no hacemos lo que nos digan, recibiremos el castigo. Han sido enviados también por el Hojarasquín del Monte con el que hablaron hace poco en otro pueblo". "Así es?. entonces vayamos en son de paz a ver que nos dicen" gritó el cacique Tibaima volteándose a su tribu que ahora lo seguía callada, porque en menos de lo que se piensa, la charla se había extendido silenciosamente entre la muchedumbre.
Caminaron levantando polvareda, llegando a donde estaba el cóndor con sus amigos.
Cajamarca y Millaray mientras tanto temblaban, esforzándose por no demostrarlo. "Ustedes son hijos de los dioses?" preguntó repentinamente Tibaima desde lejos, acercándose e inclinándose delante de los muchachos, que inmediatamente entendieron la actitud de la tribu. "Si, lo somos. Además han visto al cóndor venido de las estrellas, que está enfurecido con ustedes por querer matarnos. Le ha perdonado la vida a varios indios con tal de que nos lleven a donde está la Llorona".
Al escuchar a Cajamarca, el cacique Tibaima se enderezó diciendo "Lo que ustedes ordenen lo haremos inmediatamente, hijos de los dioses. Si quieren hablar con la Llorona vengan con nosotros. Los llevaaremos al rio Saldaña o al rio Magdalena donde seguramente la encontraremos. Allá está esperando hallar a sus hijos que ahogó hace tiempos y el remordimiento y la pena no la dejan en paz. Es hermosa pero eso de nada le sirve porque su aflicción es mucha. Los dioses no le permiten morirse, para que pague el delito con su sufrimiento" decía Tibaima invitando a Millaray y a Cajamarca a que caminaran al caserío mientras la trribu los rodeaba para conocerlos bien, porque estaban convencidos que habían llegado del sol o de la luna en el pájaro mágico que ahora había volado a un lado del caserío para librarse de tantas miradas y tanto acose.

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