jueves, 10 de febrero de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 152 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


Entonces Millaray, con las indicaciones del brujo, le ordenó al cóndor por donde debía volar.
El ave se elevó atravesando tierras boscosas, aguas que lanzaban reflejos de colores, y arroyos medio escondidos en el follaje. Este viaje fue mas largo. Iban en dirección al pueblo de los indios Natagaimas con los que el cacique Tibaima tenía buenas relaciones por ser vecinos y porque tenían las mismas costumbres. "La Llorona está cerca al pueblo de los Natagaimas" dijo de pronto el brujo contemplando el humo de su tabaco, que no dejaba de chupar. "Como hace la Llorona para ir tan rápido de un sitio a otro? Hace poco estaba en el Saldaña y tan ligero ha llegado al Magdalena?" preguntó Cajamarca. "Es que ella puede estar donde quiera con solo pensarlo. Su sufrimiento le ha dado esa facultad" contestó Tibaima afanado porque veía como la noche pasaba y la luna dejaría de alumbrar sin haber encontrado a la mujer. "Tenemos que ir mas veloces o si no, no la encontraremos" dijo a Millaray para que le ordenara al buitre que acelerara el vuelo "Cóndor, vaya a toda velocidad hasta el rio Magdalena" le gritó la princesa jalándole las plumas del espinazo poniéndolo alerta. Y el cóndor se fue con toda su potencia, metiéndose en los reflejos del aire, encontrando en menos de media hora el gran rio que bajaba caudaloso y recio entre selva y piedras. "Díganos brujo donde está la Llorona" le dijo Tibaima concentrándose en el humo. "Espere la encuentro. Espere, espere yo miro" contestó el brujo botando una bocanada espesa. Se quedó mirándola, descifrándola. Pronto dijo "Está a un lado del caserío de los Natagaimas, cerca al templo de las sacerdotisas. Mírenla. Está concentrada mirando el rio". Todos se acomodaron viendo el humo que el viento no lograba deformar con su fuerza, ni llevarse tampoco. El brujo señaló diciendo "Si la ven? Está cerquita del templo de las sacerdotisas, sentada en una piedra, y no deja de llorar. "Si, yo alcanzo a oir su llanto" dijo Tibaima acercándose al humo para escuchar los lamentos. "Vámonos rápidamente allá. Debemos encontrarla antes de que la luna deje de alumbrar". "Si, vamos" respondió Millaray encantada por las figuras que había acabado de observar en el humo.
Entonces el cóndor se fue, buscando el pueblo de los Natagaimas, famosos porque hacían los ritos a los dioses, en el rio Magdalena, encima de canoas y balsas fabricadas con troncos gigantescos, y porque . . .

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