viernes, 25 de febrero de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 157 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)


"Vamos a darte las riquezas de la tierra, gran rio magdalena, para que las tengas en tu seno como señal de alianza con los dioses. Venid, venid nadadores".
Ahí mismo varios indios saltaron de las canoas lanzándose al agua y nadando en dirección a la balsa donde estaba Guacana, a donde subieron tres, cogiendo la olla y bajando de nuevo al agua mientras otros doce indios los rodeaban, llevando las antorchas encendidas. Nadaron seis metros adentro, donde se detuvieron diciendo a gritos "Te damos gran rio, las riquezas de la tierra. Guárdalas como memoria por la visita del pájaro de las estrellas y por la visita de los hijos de los dioses" Y volteando la olla derramaron el oro, las esmeraldas y los diamantes en el agua que formó un remolino devorándose la riqueza mientras los indios regresaban a las canoas, y el resto de sacerdotisas que se habían quedado alrededor del templo, corrían buscando al pájaro gigante y a los hijos de los dioses que se habían dado cuenta de todo lo que había pasado. Por eso no dijeron nada. Solamente se estuvieron quietos debajo del cóndor, esperando que el rito continuara.
Los cantos fueron dulces, entre los cantos de las jovencitas, mientras la tribu llegaba alzando las antorchas para ver claramente al pájaro mágico y a los hijos de los dioses.
Ya Guacana se había bajado de su balsa y caminaba entre la gente que le abría espacio en su algarabía. Cuando llegó frente al cóndor, frente a Millaray y Cajamarca y frente a Tibaima y el brujo, se puso de rodillas agachándo la cabeza y levantando los brazos diciendo "Gracias gran cacique Tibaima y gracias gran brujo de los Coyaimas por habernos traído a los hijos de los dioses y al pájaro de las estrellas. Hemos oido la charla que tuvieron con la Llorona y comprfendimos que estamos al frente de la que un dia será diosa de los dioses. Damos gracias esta noche a la selva, al rio, a la luna y a las estrellas por éste encuentro maravilloso. No importa que el tiempo pase, este momento lo guardaremos en la memoria".
Cajamarca y Millaray entendieron que no podían estarse callados. Por eso el joven caminó acercándose a Guacana, al que le dijo "Gran cacique, gracias por el recibimiento que nos han hecho. Los dioses los recompensarán todos los dias". Y Millaray dijo "Gracias cacique Guacana, gracias sacerdotisas y gracias pueblo Natagaima. No olvidaré esta fiesta y le pediré a los dioses que los protejan en todo, que les aumenten sus riquezas. Ahora seguiremos nuestro viaje pero antes deben decirnos donde encontraremos al Sombrerón, que también buscamos para que esté en la reunión que se hará en el Líbano en el eclipse próximo". "El Sombrerón, divina hija de los dioses, está en Ortega, y si se van con los últimos rayos de la luna, lo encontrarán en el cerro de los Avechucos.




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