jueves, 19 de mayo de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE 185 (La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao)



Afánate a recibirlos y a saludarlos porque no tendrás otra ocasión como ésta para hablar con ellos juntamente".

Antes del principio del mundo, solo existía Bogue la madre-abuela, y nada mas.

En ese entonces Bogue, en medio de la eternidad, soltó un grito creador llenando el espacio con su sonido. despues de semejantes vibraciones de una voz femenina en la eternidad, aparecieron como por encantamiento, los dioses, la luz, las plantas, los animales, y también el pueblo Muisca.

Entonces los dioses, que notaban la ausencia de todo, ausencia de actividad, de palabras, de gritos, de ruidos, de risas, inventaron una olla de barro llenándola con muchas semillas y piedras de todos los colores y formas.

Habiendo hecho eso, iniciaron largos viajes en el gran vacío para sembrar los planetas y los luceros que mágicamente salían de sus manos con solo pensarlo, a la vez que lanzaban las piedras y semillas que habían en la olla, formando con ellos, planetas habitables. Luego tomaron las migajas que habían quedado en la olla, lanzándolas lo mas lejos que pudieron sus fuerzas, creando así la via láctea y las estrellas pequeñitas.

entonces el mundo se puso hermoso porque los dioses se habían esmerado en crearle muchas cosas, pero todo estaba quieto, nada se movía. Entonces esos dioses fueron a visitar a Bogue y le contaron lo que estaba pasando en el universo y en la tierra. Le hablaron de las estrellas, de los rios, de los animales de pelo, de los animales de plumas, de cuero, de escamas. Le dijeron que tenían pesar y honda pena porque nada se movía, nada sonaba y nada crecía, y le rogaron que los ayudara para que la creación que habían hecho, fuera activa. Mejor dicho que tuviera vida.

Entonces la madre-abuela Bogue preparó una bebida mágica para los dioses que la tomaron sin dudar y muy entusiasmados, hasta quedarse completamente dormidos. fue entonces cuando empezaron a tener visiones. Uno veía al tigre corriendo y saltando sobre el venado para matarlo y alimentarse. Otro veía como los árboles gigantescos mecían sus ramas llenas de aves trinando porque tenían frutos que las alimentaban. El viento corría fuerte entre sus ramas. Otro oía el rumor del mar, de los rios y las cascadas imaginándose un líquido poderoso, transparente que el mundo necesitaría. Otro soñaba viendo salir el sol, dando luz y calor, mientras el otro contemplaba la luna acompañando al sol y alumbrando en las noches, viendo algunas estrellas que se caían desde lo alto.

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