domingo, 19 de junio de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 3 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos de columbus)



Cajamarca iba pensativo por algunas cosas que la diosa Chia le había dicho. "Lo primero que tienes que hacer es visitar el templo del Sol en Sogamuxi cuando las tribus de allí estén celebrando la ceremonia a Xué, el Sol.

Ese pueblo sacrificará éste fin de semana, y como lo hacen todas las semanas, un niño en homenaje a el, dándole agradecimientos por calentarlos, por darles la luz y por permitirles la vida. En el momento que termine la ceremonia, los sacerdotes o Jeques que estarán en estado de transportación, podrán decirles donde queda la montaña brillante. Como entran en trance después de tanto rito, se dan cuenta de todo lo que pasa en el universo.

Eso iba pensando el joven Cajamarca. Pero de pronto elevó la voz diciéndole a sus amigas "La diosa Chia me dijo que debemos visitar primero el templo del Sol en Sogamuxi porque los sacerdotes de allí podrán decirnos donde queda la montaña brillante". "Te dijo eso?" le preguntó Millaray metiéndose mas entre las plumas del buitre para guardarse del frío. "Es cierto. Si eso te dijo la diosa Chia, y si ustedes quieren ir allá, pues de una vez iremos porque ésta noche o mañana sacrificarán un niño en homenaje al Sol y el rito es largo.

Asistiremos como lo hacen los indígenas, y al final hablaremos con los sacerdotes" explicó Bachué, insinuando que habría que volar en dirección a esa ciudad, famosa en Columbus por el templo construido en homenaje al Sol, (Xué).

Millaray entonces levantó la voz ordenándole al cóndor "Cóndor de los andes vuele en dirección a Sogamuxi". "Como ordene princesa" respondió el buitre, encontrando la dirección en poco tiempo, desplazándose veloz en ese espacio frio y tranquilo.

Desde el Líbano, donde la noche anterior se habían reunido los magos, los duendes y las hadas con el fin de arreglar problemas de las tribus de Columbus hasta Sogamuxi, a donde iban, había mucha tierra. De modo que los viajeros se acomodaron como mejor pudieron, arrunchándose entre las plumas del buitre mientras éste volaba entre nubes grises gargadas de agua y frio. Se durmieron profundo despues de haber comido carne de ovejo y yuca sancochada que Cajamarca cargaba en su joto, junto a otras cosas necesarias en sus viajes.

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