jueves, 20 de octubre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 42



Cajamarca y Millaray todavía estaban allí, a la orilla del rio y encima del pasto mirando lo que pasaba, pero parecía que nadie se diera cuenta de ellos, y ellos no sentían hambre, ni sueño, ni frio, ni cansancio.

Ya algo calmado, Tena se despidió de Are, apagando la hoguera en la que el dios había aparecido para hablarle.

Regresó al pueblo buscando a Fura a la que le dijo "Ven esposa mia. Siéntate aquí, en éste tronco, que quiero recostarme un rato en tus rodillas. Deseo descansar así, como un chiquillo". "Como quieras marido mio Tena. Recuestate y sueña" respondió ella sentándose en el tronco, en un rincón de su grande choza.

Después de un rato de silencio, Tena dijo depronto "Hasta siempre Fura, esposa mia. que nuestro dios are te bendiga todo el tiempo porque lo necesitas como nunca lo has necesitado" le dijo Tena haciendo un movimiento repentino y fuerte, clavándose de un solo golpe, un filoso cuchillo en el corazón, sin dejar salir ni un quejido, muriendo instantáneamente en las rodillas de Fura que estaba muda y paralizada, y que en castigo tuvo que sostenerlo por muchos días derramando abundantes lágrimas que como arroyos salían de sus ojos cayendo en la tierra, transformándose en vetas de esmeraldas que quedaban encima de la arena y de la tierra, otras ocultas mas abajo, en el subsuelo, mientras las restantes quedaban en las profundidades al lado de las rocas y de las hondas peñas. Esas lágrimas cayeron y se regaron en aquellas cordilleras, que fueron después, cordilleras de esmeraldas.

Mientras tanto zarva, en su inmovilidad de peñasco, sacó las últimas fuerzas que le quedaban y arrancándose las entrañas, hizo que saliera la sangre de su cuerpo, rodando por el monte.

Esa sangre se iba convirtiendo en agua, formando poco a poco un rio enfurecido que pasó entre Fura y Tena separándolos definitivamente, quedando convertidos también en dos peñascos que se mirarían de frente hasta siempre. Hasta el fin de los siglos.

"El pueblo Muzo, deberá lavar las esmeraldas en ese rio para que sean mas bellas, mas transparentes y valiosas" dijo la voz de Are llegada del espacio, una tarde en el pueblo entre la neblina, mientras la gente se calentaba alrededor de las fogatas y en las hornillas de las cocinas.

Hoy, enormes serpientes, alacranes, arañas venenosas y otros bichos cuidan los cerros de Fura y Tena. Los rayos, las centellas, el viento y los enormes aguaceros los vigilan porque así ha ordenado Are, que sea.

Fué ahí, cuando terminando de vivir la historia de los primeros padres de los Muzos, que Cajamarca y Millaray despertaron otra vez, recobrando su conciencia a la orilla del rio donde se habían tendido para no ahogarse.

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