miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BNRILLANTE 50




"Divinos hijos de Are, quieren acompañarnos ésta noche al combate con los cocodrilos y las serpientes?" gritó de pronto el cacique Macaregua, muy desparpajado, asomándose a la puerta de la choza donde estaban los jóvenes Cajamarca y Millaray no bien despiertos todavía. Se había tomado varias totumadas de chicha y eso le daba valor para acercarse a la puerta y hablar duro. "Los jóvenes que aspiran a ser el gran cacique, empezarán las pruebas aprovechando la presencia de ustedes" dijo Macaregua viendo como los visitantes de las estrellas se alistaban abrigándose para salir entre la gente que los esperaba ansiosa. Cuando salieron a la puerta, un enorme griterío de felicidad se elevó al espacio, mientras centenares de antorchas se alzaron en los brazos de los hombres iluminando la noche.

Notando la multitud que los hijos de Are ya habían descansado y que salían a acompañarlos, caminaron hasta un valle cercano, empujándose y gritando.

cajamarca y Millaray iban rodeados por los caciques, por los sacerdotes, los ancianos y por las mujeres mas jóvenes y bellas de allí.

Pronto estuvieron cerca de una laguna no muy grande de agua embarrada y llena de maleza, troncos, enormes piedras, y rocas como laberintos donde habían mas de quince caimanes escondidos, con los ojos alerta esperando la presa que pronto tendrían.

Esa sería la primera prueba.

Los candidatos se meterían a la laguna. Lucharían con los caimanes a los que debían vencer para pasaar a la prueba siguiente. "Los caimanes los devorarán. Están hambrientos" se escuchaba por ahí. "Quien será capáz de ganarle a los cocodrilos, con la fuerza tan bestial que tienen?" decía una muchacha con los ojos muy abiertos. Miraba el chapotear de esas bestias listas para el próximo banquete.

De pronto fue el desconcierto entre gritos pavorosos "Hurrraaaa caciques, maten a los cocodrilos o ellos se los comerán a ustedes". "La batalla se puso buenaaaa. Esto si es una fiestaaaa" decían con gritos ensordecedores porque los jóvenes se habían lanzado a la laguna, dispuestos a vencer a los saurios


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