sábado, 26 de noviembre de 2011

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 52



Los hombres y los caimanes bufaban en lucha imparable. Horribles latigazos de las colas derrumbaban las piedras, moviendo también los grandes troncos y los tallos y matando con un solo golpe a uno, dos, tres muchachos que inmediatamente eran tragados en una orgía inigualable de carne, hambre, instinto y sangre. "Oooohhh me muero, me muerooooo", cayendo como vástago entre el agua, donde era la delicia de las bestias, hasta que finalmente uno de los jóvenes le clavó un cuchillo en ambos ojos a un saurio, dejándolo completamente ciego.

Aprovechando que el caimán no veía, le atravesó un enorme tronco en la jeta que tenía muy abierta, dejándolo impotente, sin poder zafárselo, aunque con sus movimientos estrambóticos pretendía hacerlo. Estando así, el joven resistió los duros estremecimientos del animal metiéndole una antorcha que alguien le alcanzó, por un lado de la jeta, haciéndolo lanzar alaridos de muerte. "Muérete bestia, muérete ya animal de los infiernos" gritaba el indígena presintiendo su victoria. Luego lo apuñaló varias veces debajo de la mandíbula, logrando que al fin el saurio se ablandara porque mucha sangre estaba saliendo de sus arterias como fuentes, hasta que quedó tendido en un tronco, completamente exánime. Y fue ahí cuando la multitud se alegró gritando "Hurraaa, hurrrraaa ya un indio mató un caimán. Ya mataron un caimán y eso hay que celebrarlo" gritaba la multitud gozosa, por la noche y por el espanto. "Eso quiere decir que ahora seguirá la competencia en el bosque de las serpientes. Cuantos hombres han quedado después de la batalla?". "No sabemos, tenemos que contarlos".

Ya los sobrevivientes habían salido de la laguna al oir que uno de sus compañeros había matado una bestia. "Solo dieciocho han quedado" gritó el cacique Corbaraque con su enorme voz. "Los caimanes se comieron a mas de cincuenta jóvenes, así vamos sabiendo quienes son los mas fuertes y quienes se quedarán para las otras pruebas. Vamos, vamos entonces al bosque de las serpientes porque allá habrá algo muy bueno que no podemos perder" aullaba Corbaraque invitando a la muchedumbre.

Los luchadores iban adelante, cansados pero dispuestos a seguir luchando. Ahiora tendrían que enfrentarse a peligrosas serpientes de todos los colores, especies y tamaños. allá en el bosque donde ellas vivían, morirían mas muchachos, de eso estaban seguros, pero cuando hubiera un vencedor de serpientes, saldrían de allí a descansar el resto de la noche para continuar las pruebas al otro día.


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