domingo, 29 de enero de 2012

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 63



Otro grupito se fue a lo alto de una colina, cómplice en los juegos del sexo de los caciques con las mas jóvenes de las tribus, a las que coronaban y bendecían entre los quejidos desfallecientes de ellas.

Las demás se quedaron detrás de algunas chozas haciendo coqueterías a los indios que las miraban, para despues echar a correr esperando que las siguieran. También buscaron sitios en la maloca que había quedado vacía según las normas del pueblo para la elección del cacique.

Habían grupitos en balsas de troncos gigantes donde bailaban al ritmo del agua, y en canoas llenas de flores y perfumes.

detrás de cada grupo se fue un guerrero listo a enfrentarlas. Eran jóvenes dispuestos a no caer en los brazos de las amantes que los atraerían con su piel y sus palabras, sus perfumes, caricias y . . .

Se escuchaban risas locas mientras el tiempo pasaba entre una muchedumbre callada, aplicada a escuchar los quejidos del sexo.

En menos de media hora, ya cinco guerreros vinieron entre el grupo de muchachas que les habían ganado la batalla. Se veían débiles y avergonzados frente a las tribus que ahora los miraban en silencio.

Solo quedaban cuatro combatientes luchando en aquel dia.

En otros diez minutos aparecieron tres guerreros mas, caidos en el deseo. solo quedaba uno, el joven Guanentá que la multitud no veía aparecer, hasta que al fin de dos horas las últimas niñas que habían estado con el, vinieron cansadas gritando "Guanentá ha resistido a los embrujos, por eso es el nuevo gobernador de los Guane. Viva el gobernador Guanentá, es nuestro señor y le obedeceremos sin dudar. Ha aguantado sus pasiones".

Entonces los caciques vinieron a donde Guanentá estaba, ofreciéndole sus pueblos y su sometimiento. El les dijo "Gracias caciques y tribus Guane por convertirme en su gobernador. todo irá bien y éste pueblo nunca será olvidado".

Entonces la multitud se alegró, armando la fiesta que tenían preparada, celebrando la elección del mas alto cacique de esa región.

Hubo chicha como mares y comida de sobra para todos.

Inventaron bailes con antorchas y flores, hicieron sacrificios, alabanzas y pedidos a sus dioses alrededor de las fogatas.

Al poco tiempo los caciques llevaron a Guanentá a donde estaban Millaray y Cajamarca para que le dieran su bendición.



No hay comentarios:

Publicar un comentario