jueves, 14 de junio de 2012

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 89




“Verdad gran pájaro de las estrellas? Usted quiere que durmamos en sus costillas, metidos entre sus plumas?” le preguntó el dios al cóndor corriendo hasta encontrarlo acurrucado entre gigantes árboles y al pie de una alta peña que lo protegía del viento y del sereno. “Voy a bajar un ala para que se agarre de ahí y yo lo subiré a mi espinazo” le dijo el buitre a la vez que llegaban Cajamarca, Millaray y el hijo de Ewandama que miraba y escuchaba todo en un gran silencio.

Entonces Cajamarca se acercó al ala que el buitre había descolgado y cogiendo a Millaray de la mano, le enseñaron al dios y a su hijo como cogerse de las plumas para estar seguros en el ascenso, y cuando todos estuvieron listos, le gritaron al ave “Levántenos pues, Cóndor de los Andes. Llévenos a sus costillas” y el cóndor con un movimiento suave, levantó a sus amigos que en un momento estuvieron en su espalda buscando allí un buen sitio para pasar la noche. “Esto es lo mejor que puede pasarnos con amigos como ustedes” dijo de pronto Ewandama sentándose y escondiéndose entre las plumas en un juego infantil que todos comprendieron.

El viejo dios de pronto se quedó dormido, sin haberle dado las buenas noches a sus amigos. Claro, las espaldas del cóndor eran fuertes, muy potentes, pero a la vez suaves y mansas. llevaban al descanso y al sueño y eso fue lo que de inmediato le pasó a Ewandama.

Mientras tanto Cajamarca y Millaray estuvieron otro rato despiertos. “Cual es su nombre?” le preguntó la princesa al hijo del dios, que seguía callado y quieto junto a ellos. “No tengo nombre. Mi padre ha dicho que lo tendré, cuando él ya no esté aquí y yo me quede siguiendo en la creación de éstas regiones. Veo que ese momento se acerca porque Ewandama ha caído en cuenta de su error en la fabricación del mundo, y sé que mañana empezará a crear a los hombres, teniéndolo a usted como modelo, noble hijo de las estrellas, Cajamarca.” “será que lo hará?”  dijo Cajamarca arrugando la frente. “Siempre me he preguntado como es que los dioses pueden crear a los humanos dándoles un soplo en la naríz”. “Yo todavía no lo sé, pero mañana estaré cerca de mi padre para ponerle cuidado y no perder ninguno de sus movimientos”  dijo el hijo del dios mirando a su padre dormido entre las plumas. “Y usted porqué no ha cogido ninguna mujer para que sea su compañera entre tantas que se ven en la selva?” le preguntó Millaray arrunchándose mas junto a Cajamarca. “Es que tienen un defecto de creación. Solo les gustan los animales y viven felices con ellos. Quizás mas adelante, mi padre perfeccione su invento y caiga en cuenta de hacer una especialmente para mi” contestó el joven hijo de Ewandama tendiéndose de espaldas y alargando sus músculos para relajarlos buscando el sueño.

No hablaron mas. Fueron cayendo en un hondo letargo que los aisló del mundo y de sus ruidos. A pesar de que los animales gritaban, rugían, cantaban, chillaban….ellos no lo advertían porque formaban parte de ese mundo y claro, hacía parte de sus vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario