martes, 11 de septiembre de 2012

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 99

 
 
 
Y después que Anbaibe y sus hijos escucharon al brujo, guía del pueblo, salieron con él del rancho, dejando allí a los visitantes que prontamente recibieron de una muchacha una batea de madera llena de carne de cabro asada, yuca asada, Plátanos asados también, y algunos pescados sancochados que habían tenido guardados varios días conservándolos con sal. De modo que Ewandama, su hijo silencioso, Millaray y Cajamarca, además del tunjo que de vez en cuando sacaba la cabeza de la ruana, mirando donde estaba, con el fin de orientarse y de conocer la gente a la que escuchaba, comieron hasta llenarse, después de lo cual el dios y el hijo se tendieron en las esteras que encontraron tendidas encima de los tapetes, mientras Cajamaarca y Millaray escogieron dos hamacas en las que se metieron de una vez, estirando los músculos y cerrando los ojos buscando el sueño. “Se volvieron amables diciéndoles que somos parientes de  Inhimpitu y asegurándoles también que el cóndor había llegado volando de la luna” dijo Millaray sonriendo a Cajamarca que había levantado la cabeza para escucharla “Tengo sueño y voy a dormir” dijo el joven. Entonces todos cerraron  los  ojos y el ensueño y la quimera pronto llegaron entre el sopor envolvente del dia.
Dos horas fueron suficientes para reponerse del maltrato, y estando otra vez despiértos y ágiles, salieron a la puerta del rancho frente a la que estaban sentados el cacique, con sus dos hijos y el brujo Wayúu guardándoles su descanso y esperándoles el despertar para hablar con ellos calmadamente. “Ya han descansado” les dijo el cacique poniéndose de pie, acercándose a ellos para preguntar sin darles tiempo de nada “Entonces ustedes han venido al país de la Guajira a buscar a la diosa Inhimpitu?”. “Si, a eso vinimos, noble cacique” contestó Millaray mirando muy lejos las luces reflejadas por el mar en el cielo. “Pero como no encontramos el rancho donde vivía, resolvimos venir donde ustedes para ver si saben algo de ella. Necesitamos encontrarla urgente para preguntarle algunas cosas”. “Realmente no lo sabemos. Ignoramos donde está. Hay cosas secretas de los dioses que no nos es permitido conocer” dijo el brujo caminando cerca al cóndor acurrucado al pie de un barranco que le daba sombra. “sin embargo podemos llamar a nuestro creador y dios Maleiwa para ver si él conoce el paradero de la diosa”. “Verdad eso harán? Gracias venerable brujo por ayudarnos en esto tan importante para nosotros” dijo Ewandama mirando al pueblo que estaba mas allá y que no se acercaba porque se les tenía prohibido venir a escuchar las charlas en casos como éste.
“Maleiwa?” preguntó Millaray  grabándose el nombre del dios “y Quien es el?”. “Es nuestro dios que nos
 
acompaña todos los días, caminando sin descanso por nuestras tierras llamando la lluvia que tanto
 
necesitamos. El creó el mundo y tiene poderes invisibles que otros no poseen” dijo Nutibara sacudiendo la
 
cabeza y arreglándose la diadema de vistosas plumas, sujetándola firme encima de su cabello. “Tendremos
 
que invocarlo tocando las maracas mágicas junto a tres fogatas.

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