lunes, 21 de julio de 2014

UN CONDOR GENIAL 10 (La fascinante historia de uno de los últimos cóndores que nos quedan en los Andes colombianos)








Setenta metros mas allá, sacó el control remoto del morral, lo activó para que su nave se acercara y vio entonces que el trineo espacial se venía navegando desde donde lo había dejado estacionado. 
Viajaba suave y silencioso en el espacio blanco. 
El aparato descendió hasta el hielo, al lado del viejo que sin perder ni un minuto subió a el de un pequeño salto. Cerró la puertecita que había abierto para entrar, y acomodado en su aparato, apretó otro botón del control, y el trineo se elevó alejándose sereno encima del hielo, perdiéndose al fin en el hondo horizonte del occidente, a mas o menos unos ciento ochenta metros de altura.

El buitre se quedó con un vacío en el pecho, pero no se dejó ganar.
Cayó en cuenta del nuevo poder en su mirada, en sus músculos y en las alas, que el rey le había otorgado, además del secreto de la fuerza y la risa, que ahora lo acompañaban y que lo convertían en un ave atractiva y algo misteriosa entre los habitantes de las moles montañosas. 
Por eso sacudió las alas poderoso,  respiró fuerte por la nariz, haciendo llegar el aire a su cerebro dándole claridad, empezando a manejar también un tipo de pensamiento limpio que lo distinguirían entre todas las aves de esas montañas.
Estrujó el cuerpo tres y cinco veces, aflojando los músculos, a la vez que los calentaba con esos movimientos formidables. Aleteó otra vez con mucho brío saltando un rato encima del hielo, recuperando la serenidad, la tranquilidad en si mismo, porque necesitaba sentirse bien frente a las cosas que tendria que hacer.
Prometió mantener la sencillez en todo acto de su vida porque eso lo haría un gran líder frente al resto de aves que gobernaría. Cultivaría la generosidad de su espíritu en el silencio del hielo, en la armonía del vuelo, en sus propios sueños, y en toda actividad que la vida le diera cada dia. 
Eso le daría el conocimiento profundo que tiempo atrás le vió a sus padres y que el les admiraba en secreto mientras crecía entre las rocas.
La piedra del poder de la que ahora era dueño, le exigía todo eso.


sigue, SEGUNDA PARTE



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