viernes, 26 de septiembre de 2014

UN CONDOR GENIAL 18 (La fascinante historia de uno de los últimos cóndores que nos quedan en los Andes Colombianos)



No hablaron mas, se quedaron callados largo rato, hasta que el cóndor les dijo los nombres de las montañas vecinas “Esta es la montaña brillante del Ruiz, la mas bella de estos lugares. Mas allá hay otras montañas brillantes como la del Huila, la del Tolima, la de Santa Isabel que visito seguido para mirar lo que pasa allá  y tratar de controlar algunas cosas.
Hace pocos días tuve la visita de un amigo, el rey del viento que vino a nombrarme jefe de las aves y de las montañas, me dejó la piedrita del poder como identificación.
Esperen y verán”.
Se puso de pié acercándose a la cavidad donde había dejado la piedrita, la cogió con el pico y se la pasó a Coyaima que la agarró curioso.
fresno se acercó para mirarla. La vieron labrada y luminosa de color escarlata intenso. “Es fantástica dijo Coyaima”. “Es poderosa. Hace que se le cumplan a uno todos los deseos” afirmó el ave cogiéndola nuevamente para ponerla en su lugar. “Aparte de nombrarme jefe de las aves y de las montañas el rey del viento me regaló el secreto para conquistar la fuerza y la risa”. “Verdad?”. “Si, otro día les digo algo sobre eso, que es tan interesante. Todavía no he hecho ninguna práctica y no puedo decirles nada claramente”.
Estiró una pata, cogió dos peras del rincón junto a la hoguera y se las dió a los jóvenes que las mordieron hambrientos, porque las frutas que el sabio negro les había regalado, quedaron perdidas para siempre en el precipicio donde poco antes cayeron. 
El tiempo pasó lento y frio. Se recogió en una espiral apretada, dando comienzo a la noche helada de arrasadores vientos. La luna se cansó de andar sola en el espacio sin estrellas, cobijándose con nubes azules que le dieron calor. Quizás recordó algo nostálgico, porque una lágrima verde cayó de sus ojos viniendo a estrellarse en la boca de la cueva del cóndor,  tiñendo el hielo, poniéndolo verde brillante. El golpe fue tan ruidoso como un trueno poderoso, despertando a los  amigos, que estaban dormidos desde las seis de la tarde abrigados por el calor de los tizones y las pequeñas llamas que de pronto saltaban en medio de las cenizas..
Abrieron los ojos asustados por semejante ruido,  fresno preguntó “Que fue lo que pasó?”.  “Nada importante. Es que la luna está llorando porque la han dejado sola…… Está triste”, respondió el cóndor, estirando el cuello para ver el cielo. “sus lágrimas son verdes cuando está así, de modo que mañana no se asusten si ven que el hielo de ésta montaña ha cambiado de color.
Eran las dos y media de la mañana y el sueño de los tres había huido acompañado por la niebla de afuera que también necesitaba a alguien en su viaje montañero. Entre un bostezo largo, Coyaima le preguntó al ave “Cuanto hace que usted vive aquí?” “Hace tiempos, desde que soy amigo del rey del viento, mas o menos mil doscientos años”. “Ahhhh, desde cuando los hombres eran magos”. “Si, desde esa época vivo aquí recibiendo el favor de las estrellas y los dioses”. 
Repentinamente se levantó impulsado por una idea que hacía tiempos tenía, y con afán les dijo “Ahora que están en mi montaña les hago una invitación”. “Una invitación?”  “Si. Es que quiero viajar al país de los tesoros pero sería aburridor ir solo. Precisamente ahora he  recordado las palabras que hace cuarenta y seis años me dijo el cóndor de la montaña transparente del Tolima. Me  dijo que iría a ese país cuando dos niños llegaran en globo a mi montaña. Ahora estoy seguro que esos niños son ustedes.
Alcanzó  troncos con el pico, metiéndolos a las cenizas calientes que en poco tiempo se encendieron lanzando llamas crepitantes y misteriosas.
Los muchachos recordaron también lo que les dijo el sabio negro en el
País Chocoano: Que encontrarían un tesoro y que viajarían en un cóndor gigante.
Por esos recuerdos supieron que podían ir al rico país. “Van conmigo?” volvió a invitar el 

buitre. “Usted sabe donde queda esa nación”? “No, pero la piedra del poder nos ayudará, con 

ella encontraremos señales que nos indicarán el camino”.“Siendo así no hay problema dijo 

Fresno; se que he nacido para la aventura; de modo que si, yo voy. Es bueno arriesgarse, 

conocer lugares nuevos, probar el destino que sin duda nos tiene buenas cosas. “Y cuando nos 

vamos? preguntó Coyaima, yo también voy porque no podría dejar solo a fresno”.





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