No hablaron mas, se quedaron callados largo rato, hasta que el cóndor
les dijo los nombres de las montañas vecinas “Esta es la montaña brillante del
Ruiz, la mas bella de estos lugares. Mas allá hay otras montañas brillantes como
la del Huila, la del Tolima, la de Santa Isabel que visito seguido para mirar
lo que pasa allá y tratar de controlar
algunas cosas.
Hace pocos días tuve la visita de un amigo,
el rey del viento que vino a nombrarme jefe de las aves y de las montañas, me
dejó la piedrita del poder como identificación.
Esperen y verán”.
Se puso de pié acercándose a la cavidad donde había dejado la piedrita,
la cogió con el pico y se la pasó a Coyaima que la agarró curioso.
fresno se acercó para mirarla. La vieron labrada y luminosa de color
escarlata intenso. “Es fantástica dijo Coyaima”. “Es poderosa. Hace que se le
cumplan a uno todos los deseos” afirmó el ave cogiéndola nuevamente para
ponerla en su lugar. “Aparte de nombrarme jefe de las aves y de las montañas el
rey del viento me regaló el secreto para conquistar la fuerza y la risa”. “Verdad?”.
“Si, otro día les digo algo sobre eso, que es tan interesante. Todavía no he
hecho ninguna práctica y no puedo decirles nada claramente”.
Estiró una pata, cogió dos peras del rincón junto a la hoguera y se las
dió a los jóvenes que las mordieron hambrientos, porque las frutas que el sabio
negro les había regalado, quedaron perdidas para siempre en el precipicio donde
poco antes cayeron.
El tiempo pasó lento y frio.
Se recogió en una espiral apretada, dando comienzo a la noche helada de
arrasadores vientos. La luna se cansó de andar sola en el espacio sin estrellas,
cobijándose con nubes azules que le dieron calor. Quizás recordó algo nostálgico,
porque una lágrima verde cayó de sus ojos viniendo a estrellarse en la boca de
la cueva del cóndor, tiñendo el hielo,
poniéndolo verde brillante. El golpe fue tan ruidoso como un trueno poderoso, despertando
a los amigos, que estaban dormidos desde
las seis de la tarde abrigados por el calor de los tizones y las pequeñas
llamas que de pronto saltaban en medio de las cenizas..
Abrieron los ojos
asustados por semejante ruido, fresno
preguntó “Que fue lo que pasó?”. “Nada
importante. Es que la luna está llorando porque la han dejado sola…… Está
triste”, respondió el cóndor, estirando el cuello para ver el cielo. “sus
lágrimas son verdes cuando está así, de modo que mañana no se asusten si ven
que el hielo de ésta montaña ha cambiado de color.
Eran las dos y media de la
mañana y el sueño de los tres había huido acompañado por la niebla de afuera
que también necesitaba a alguien en su viaje montañero. Entre un bostezo largo,
Coyaima le preguntó al ave “Cuanto hace que usted vive aquí?” “Hace tiempos,
desde que soy amigo del rey del viento, mas o menos mil doscientos años”. “Ahhhh,
desde cuando los hombres eran magos”. “Si, desde esa época vivo aquí recibiendo
el favor de las estrellas y los dioses”.
Repentinamente se
levantó impulsado por una idea que hacía tiempos tenía, y con afán les dijo “Ahora
que están en mi montaña les hago una invitación”. “Una invitación?” “Si. Es que quiero viajar al país de los
tesoros pero sería aburridor ir solo. Precisamente ahora he recordado las palabras que hace cuarenta y
seis años me dijo el cóndor de la montaña transparente del Tolima. Me dijo que iría a ese país cuando dos niños
llegaran en globo a mi montaña. Ahora estoy seguro que esos niños son ustedes.
Alcanzó troncos con el pico, metiéndolos a las cenizas
calientes que en poco tiempo se encendieron lanzando llamas crepitantes y
misteriosas.
Los muchachos recordaron
también lo que les dijo el sabio negro en el
País Chocoano: Que
encontrarían un tesoro y que viajarían en un cóndor gigante.
Por esos
recuerdos supieron que podían ir al rico país. “Van conmigo?” volvió a invitar
el
buitre. “Usted sabe donde queda esa nación”? “No, pero la piedra del poder
nos ayudará, con
ella encontraremos señales que nos indicarán el camino”.“Siendo
así no hay problema dijo
Fresno; se que he nacido para la aventura; de modo que
si, yo voy. Es bueno arriesgarse,
conocer lugares nuevos, probar el destino que
sin duda nos tiene buenas cosas. “Y cuando nos
vamos? preguntó Coyaima, yo
también voy porque no podría dejar solo a fresno”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario