fresno agarró un bejuco resistente; tiró y
probando su aguante, le dijo a Coyaima “Váyase usted primero que yo lo impulso. Con el envión
de éste bejuco alcanzamos a llegar a la otra orilla”. Coyaima no contestó, lo
que hizo fue irse a otra rama para impulsarse con fuerza diciéndole a su amigo
“Tíreme el bejuco que desde aquí cojo mas pulsión”. Fresno lo levantó lanzándolo
a Coyaima que lo atrapó con una mano mientras con la otra se sostenía de la
rama.
“Será un buen
paseo encima del charco, gritó imaginando su largo y aventurero salto.
Se acomodó en otra
rama que viò mas apropiada para lo que iba a hacer. Miró que nada le trancara el
vuelo y sin pensarlo se lanzó, con sus piernas tensionadas y los puños bien
cerrados en la liana. Se fue veloz sobre el agua pero no logró llegar a la otra
orilla, el impulso no había sido suficiente,
quedándose colgado encima del pantano. Entonces gritó muy asustado “Fresno
ayúdeme que no alcancé a llegar”. “La orilla está lejos”. “O es que el bejuco
es muy cortico”.
Intentó subir pero solo consiguió trepar tres
metros, le quedaban por lo menos ocho para llegar a una rama segura que le diera
descanso. La resistencia se le estaba acabando y gritó otra vez “Ayúdeme Fresno
que me voy a caer; ayúdeme que no aguanto mas”.
Los gritos del muchacho y la punta del bejuco
que se metía en la laguna moviéndose brusca sacaron a los cocodrilos de su
letargo. Nadaron taimados hasta la orilla quedándose ahí, mirando arriba, a donde
colgaba el muchacho. Se saboreaban. Esa carne serìa para ellos un bocado
exquisito. Varios se quedaron con las fauces abiertas esperando que el almuerzo
cayera ya en sus estòmagos.
Fresno se dio mañas de llegar a un tronco
cercano para ayudar a Coyaima pero no lo alcanzó. “Rápido Fresno que no aguanto
mas. Muévase”. “Sosténgase otro poquito mientras subo a levantar el bejuco”. “Rápido
rápido. No se demore”. “Ya, ya”.
Habían catorce saurios. La guerra entre ellos
sería mortal por un pedazo de carne humana. Esperaban con aparente calma pero
con gran ferocidad.
Echarían un tarascazo definitivo, tragarían y
harían la digestión en un rincón del pantano, medio dormidos.
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