sábado, 5 de septiembre de 2015

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 5 (La historia de una criatura humana de ocho centìmetros)


Ahora lo cogió con delicadeza de la cintura escuchándole una voz vibrante como el canto de un grillo “No nos haga nada. Somos alupios y queremos ser sus amigos”.
Axo se quedó mudo. Lo miró con atención concluyendo que estaba frente a una multitud de  seres inteligentes.
Aunque fuera solo uno, se quedaría con el. No había escuchado que en el mundo vivieran personitas tan interesantes. “Alupios? Nunca imaginé que en la tierra vivieran criaturitas como ustedes”.
La multitud escondida en la maleza empezó a salir gesticulando, haciendo muchos gestos de reclamo, de reproche y disgusto. Algunos gritaron pidiendo que dejara libre al compañero y haciéndole señas a èl para que se escapara de las manos del gigante. “Tenemos miedo” dijo el alupio intentando ponerse de pie en la mano del jovencito. “Es la primera vez que estoy en una situación así” añadió. “Quédense tranquilos que no les pasará nada” dijo mirando a la muchedumbre y oprimiendo al alupio en su mano. “Lo promete?”. “Si lo prometo, nada malo les pasará. Pero ustedes de donde llegaron?” “De las raíces. Vivimos en las raíces de los árboles pero salimos por las noches cuando la luna es azul”. “Y que hacen cuando salen?” “Vigilamos los árboles porque hay muchos que quieren cambiar el sabor y la forma de las frutas”. “Ya entiendo” contestó Axo mirando a la criatura que se había quedado bocabajo en la palma de su mano abrazado al dedo anular. Le tocó el hombro preguntándole “Usted quiere ser mi amigo?”. “Si, sus ojos me parecen buenos” contestó el alupio. . .”pero usted que hace aquí? No sabíamos que los gigantes escalaran las montañas”. “Descansar. Hace dos días estoy caminando y quiero llegar a la cima”. “A la cima? Es muy lejos. . . gastará mucho tiempo. Por qué quiere ir allá?” “Quiero escuchar la música de las nubes. Me dijeron que en la cumbre las nubes tienen música desconocida que pocos pueden escuchar”. “Es raro su deseo” dijo el alupio estirando la cabeza para mirar la multitud que estaba atenta a la conversación. “Muy extraño. . .Y conoce el camino?” “No. Tengo que buscarlo. Como ve llevo  una soga para ayudarme cuando tenga que escalar, también llevo éstos binóculos. . .” “Carga cosas muy raras. . .”  “También llevo ésta espada para defenderme en algunos peligros y ésta brújula para no perder la dirección” decía Axo mostrando a la muchedumbre lo que llevaba en el morral. Son cosas necesarias según parece, y bonitas” “Si” respondió Axo sin hacer caso al comentario. “Su espada es fuerte, poderosa y muy brillante. . . “ “Es buena para cuando uno tiene peligros. Por las noches me dormiré envuelto en ésta capa, es liviana y tibia, me protegerá del frío y de los animales que quieran hacerme daño”.
El alupio miraba todo eso muy curioso. “No le da miedo ir solo?”. “No pero pienso que la compañía de alguien haría mas llevadero mi viaje”. “Yo puedo acompañarlo?”. “Quiere ir conmigo?” Preguntó axo interesado. “Si. Conozco los secretos de la montaña y puedo serle útil en cualquier momento”. “Conoce los secretos?”. “Si”. “Entonces acompáñeme. Nos irá bien a los dos”.
La muchedumbre se agitó. “Usted no puede irse Eres. No conoce al gigante no sabe quién es. Puede hacerle daño. Usted no se irá”. “No, no, no se irá” gritaron en una algarabía ensordecedora.





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