domingo, 18 de octubre de 2015

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 11 (La historia de una criatura humana (?) de ocho centìmetros.





El alupio voló desde las ramas hasta el muchacho, agitando las alas suave. Se acercó  suspendiéndose en el aire, viendo  que su amigo tenía los ojos cerrados. Bajó en un planeo silencioso quedàndose finalmente quieto junto a la cabeza del muchacho.

Las nubes corrieron enloquecidas muy arriba rompiéndose en pedazos igual que llamas blancas apagadas por el viento.
Desaparecieron mas allá en el espacio azul junto a los picos de lejanas montañas.
Una brisa suave barría el pasto acariciando los árboles en dirección al occidente; el tiempo circulaba con pasos reposados.
En cuarenta minutos se levantó Axo animado a seguir caminando.
Marchó con agilidad en medio de rocas pequeñas y piedras que tenían mas de ocho mil años de existencia. Hizo la caminata hasta las seis de la tarde cuando una luna blanca y fria apareció encima de una palmera inquieta. Ese día había bebido agua de los arroyos, había comido frutas y había reído por cosas ingenuas. Comentaba con el alupio los hechos que les pasaban.
Se sentó al lado de un barranco no muy alto de tierra pegajosa y roja, una variedad de arcilla fina. Cogió al alupio que se paseaba en su nuca y lo puso encima de la pierna izquierda, donde la criatura se quedó quieta. Abrió el morral sacó pan y mermelada que comió con muchas ganas igual que Eres que se chupaba los dedos porque le había gustado mucho el dulce.
La noche llegaba portentosa.
Comieron frutas del árbol de tallos retorcidos que aun les quedaban. Se quedó quieto un rato, pensando quien sabe que cosas y después se paró para armar la tienda de campaña junto a un árbol poderoso al lado del barranco que los protegía del frío y del sereno. Extendió dentro de la tienda una piel suave de puma y recostando la cabeza en una saliente del barranco encendió el radio.
El alupio se asustó. No comprendía cómo aquella caja podía hablar y tener tan raros sonidos. Se acercó a Axo mirando por todos lados sin comprender nada. Entonces preguntó “Y esto que es?”. “Es un radio. Un aparato que dice lo que pasa en el mundo”.

Eres se quedó callado. Como le era difícil entender eso, dio algunos pasos mirando a otras partes haciéndose el desentendido. No daria importancia a eso.


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