En el centro del lago, el agua se levantó de pronto
en un grueso chorro que tenìa la fuerza de una explosión volcànica caída lejos,
en la otra orilla donde los árboles se estremecieron de gozo porque una
sensación de deleite invadía sus raíces, tallos, ramas y hojas. El pasto brotò
de repente, y los frutos maduraron ya. Los animales se pusieron ansiosos,
corriendo, volando y nadando enloquecidos por los bordes del agua y entre el
bosque tembloroso.
No parecía que fuera de noche.
Ningún pájaro dormía y tampoco los caballos. Ningùn
animal, ni los arboles.
Los peces frente a la tierna escena, se iban
discretos a otros rincones de la ciénaga entre las grandes piedras y las hidras
respetando el encuentro de los amantes que susurraban jadeantes palabras llenas
de fuego. Un incendio de sol.
Las tortugas de ojos de esmeralda y los caimanes
de alas amarillas nadaban acelerados alcanzando la orilla para agazaparse entre
la maleza. Algo les decía que se retiraran, y ellos obedecían en un impulso rápido
y mudo.
Esa entrega de una mortal al sol, durò toda la
noche.
En la madrugada como a las cinco, un murmullo de millones
de burbujas se escucho reventando en la superficie. Axo y el alupio todavìa
esperaban escondidos detrás de las ramas la aparición de la quemante estrella. Como
estaban bien despiertos, estiraron la cabeza con precaución no fuera que el astro
los descubriera y toda la magia se acabara en un instante.
Por fin el visitante asomó la cabeza con cuidado
en la superficie de la laguna, y volteando a mirar nervioso a uno y otro lado se
impulsò elevàndose veloz, con los ojos brillantes, el cuerpo àgil y una
satisfacción de gozo en la cara. “Es muy bello y luminoso.
Tiene un cuerpo atlético como si no le pasara el tiempo. No imaginé que subiera
tan rápido” comentó Axo mirando a lo alto.” Parece un rayo por tanta velocidad
que lleva.
Se envuelve de
nubes para llegar a su lejano espacio, donde el es el dueño del tiempo. Y volverá
todas las noches” dijo Eres. “Hubo un tiempo en que no se le vio porque había
peleado con ella……. Su amante le dijo que no quería verlo mas, que no la
persiguiera tanto, que la dejara tranquila porque estaba cansada de tanta fidelidad y tanta
melosería. El sufrió hasta la locura por esa conducta femenina irrazonable.
Corrió desesperado por el espacio atropellando constelaciones y galaxias en un
desespero brutal. Muchas veces se puso pálido desvaneciéndose en vértigos y
cayendo en vacíos desconocidos pero se prometió resistir porque realmente el no era culpable.
El tiempo
terrenal haría que ella reflexionara
empezara a sufrir y cambiara.
Así fue.
Después de siete meses no aguantó la
ausencia.
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