miércoles, 17 de febrero de 2016

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 27 (La historia de una criatura humana (?) de ocho centìmetros.



En el centro del lago, el agua se levantó de pronto en un grueso chorro que tenìa la fuerza de una explosión volcànica caída lejos, en la otra orilla donde los árboles se estremecieron de gozo porque una sensación de deleite invadía sus raíces, tallos, ramas y hojas. El pasto brotò de repente, y los frutos maduraron ya. Los animales se pusieron ansiosos, corriendo, volando y nadando enloquecidos por los bordes del agua y entre el bosque tembloroso.
No parecía que fuera de noche.
Ningún pájaro dormía y tampoco los caballos. Ningùn animal, ni los arboles. 
Los peces frente a la tierna escena, se iban discretos a otros rincones de la ciénaga entre las grandes piedras y las hidras respetando el encuentro de los amantes que susurraban jadeantes palabras llenas de fuego. Un incendio de sol.
Las tortugas de ojos de esmeralda y los caimanes de alas amarillas nadaban acelerados alcanzando la orilla para agazaparse entre la maleza. Algo les decía que se retiraran, y ellos obedecían en un impulso rápido y mudo.
Esa entrega de una mortal al sol, durò toda la noche.
En la madrugada como a las cinco, un murmullo de millones de burbujas se escucho reventando en la superficie. Axo y el alupio todavìa esperaban escondidos detrás de las ramas la aparición de la quemante estrella. Como estaban bien despiertos, estiraron la cabeza con precaución no fuera que el astro los descubriera y toda la magia se acabara en un instante.
Por fin el visitante asomó la cabeza con cuidado en la superficie de la laguna, y volteando a mirar nervioso a uno y otro lado se impulsò elevàndose veloz, con los ojos brillantes, el cuerpo àgil y una satisfacción de gozo en la cara. “Es muy bello y luminoso. Tiene un cuerpo atlético como si no le pasara el tiempo. No imaginé que subiera tan rápido” comentó Axo mirando a lo alto.” Parece un rayo por tanta velocidad que lleva.
Se envuelve de nubes para llegar a su lejano espacio, donde el es el dueño del tiempo. Y volverá todas las noches” dijo Eres. “Hubo un tiempo en que no se le vio porque había peleado con ella……. Su amante le dijo que no quería verlo mas, que no la persiguiera tanto, que la dejara tranquila porque  estaba cansada de tanta fidelidad y tanta melosería. El sufrió hasta la locura por esa conducta femenina irrazonable. Corrió desesperado por el espacio atropellando constelaciones y galaxias en un desespero brutal. Muchas veces se puso pálido desvaneciéndose en vértigos y cayendo en vacíos desconocidos pero se prometió resistir porque realmente  el no era culpable.
El tiempo terrenal haría que ella  reflexionara empezara a sufrir y cambiara.
Así fue.

Después de siete meses no aguantó la ausencia. 


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